Que la candidatura de Trump causa reticencias entre muchos republicanos no es noticia: la cúpula del Partido Republicano no lo quiere como representante de esa organización política desde el día en que lanzó su campaña. Los votantes más conservadores tampoco confían en un candidato que hace frente al establishment republicano, desafía muchos de los dogmas políticos, sociales y económicos del partido de Abraham Lincoln y hasta se anima a cuestionar a la familia de un soldado caído en la guerra de Irak. Pero lo que sí es novedad es el intento de Clinton de ganarse el voto de todos ellos.

Las primeras pistas, o al menos las más directas, surgieron hace dos semanas, durante la Convención Nacional Demócrata. En ese encuentro, que consagró a Clinton como la candidata del partido, la ex secretaria de Estado no dedicó ningún momento a criticar al aparato republicano -los ataques se dirigieron exclusivamente a su oponente- y hasta evocó al icónico ex presidente de derecha Ronald Reagan, un guiño a los votantes republicanos. Además, varios oradores describieron a Trump como un “falso republicano”, que no es digno de asumir la herencia del “Grand Old Party” por su carácter errático, su visión “oscura” de Estados Unidos y su escasa experiencia política. La dura intervención contra Trump del ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, que fue republicano hasta hace unos años, fue el broche de oro.

El miércoles, Clinton y su equipo se animaron a más y lanzaron una plataforma virtual para aglutinar a los republicanos e independientes que la respaldan. La plataforma, que se llama “Juntos por Estados Unidos” (Together for America), trabajará para “crear coaliciones de republicanos e independientes que apoyan a Hillary Clinton, con el objetivo de amplificar sus voces para que lleguen a otros republicanos e independientes”, detalló el equipo de campaña en un comunicado. La lista, por el momento, tiene 50 nombres. Entre ellos, aparecen importantes figuras republicanas e independientes: ex miembros del gobierno, legisladores y ex legisladores, ex embajadores, funcionarios conservadores “de alto nivel” y reconocidos empresarios. Por ejemplo, los últimos en unirse fueron el ex secretario de Comercio Carlos Gutiérrez, los ex congresistas Connie Morella y Chris Shays, y John Negroponte, ex director de la CIA durante el gobierno de George W Bush. También integran el grupo la presidenta ejecutiva de Hewlett Packard, Meg Whitman, destacada donante republicana, y el propio Bloomberg.

“Los estadounidenses esperan que el próximo presidente nos ayude a unirnos para abordar los grandes desafíos que enfrenta el país, y el apoyo bipartidista a Hillary Clinton es la última prueba de que ella puede trabajar con todas las partes para hacernos más fuertes juntos”, dijo el jefe de campaña de la ex secretaria de Estado, John Podesta, cuando se lanzó la plataforma.

Clinton también trató de atraer a los votantes de Utah, uno de los estados más conservadores del país y bastión de los mormones, en un artículo de opinión publicado el miércoles en el diario mormón Deseret News. “Llevo años luchando para defender la libertad religiosa. Como secretaria de Estado, la convertí en un pilar de nuestra política exterior”, escribió Clinton. En su opinión, la libertad de culto “es uno de los ideales sagrados que definen” a Estados Unidos como país, “y eso es algo que Donald Trump no parece comprender”. La candidata concluye la nota así: “Cada día, Trump sigue demostrando que carece de la moralidad necesaria para ser nuestro comandante en jefe”. El diario mormón informó que también invitó a Trump a escribir, pero no obtuvo respuesta.

El esfuerzo de reclutamiento de la candidata demócrata comenzó un día después de que Trump generara críticas al decir, en un evento en Florida, que quienes defienden el derecho a portar armas podrían “hacer algo” para impedir que Clinton nomine a jueces liberales en la Corte Suprema de Estados Unidos, una declaración que muchos interpretaron como una incitación a la violencia. Para Clinton, Trump “se pasó de la raya” con el comentario. “Las palabras importan, y si te presentás al cargo de presidente, o si sos presidente de Estados Unidos, las palabras pueden tener tremendas consecuencias”, dijo la candidata el día después en un acto en Iowa. Trump se defendió en Twitter: “¡Lo que dije es que los ciudadanos partidarios de la Segunda Enmienda deben organizarse y votar para salvar a nuestra Constitución!”.

Palabras más

El candidato republicano pasó de una semana movida a otra más movida, y sus exabruptos tuvieron efecto en las encuestas. Un sondeo de Ipsos para la agencia de noticias Reuters mostró el miércoles que casi uno de cada cinco republicanos registrados (19%) quiere que Trump se retire de la competencia antes de las elecciones de noviembre. Otro estudio de Ipsos, divulgado el martes, reveló que Clinton le lleva casi ocho puntos porcentuales de ventaja a Trump. La semana pasada, la diferencia era de tres.

En el mismo acto en que pronunció las declaraciones sobre Clinton y los defensores de las armas, Trump aseguró que el presidente Barack Obama es el “fundador” del grupo jihadista Estado Islámico (EI) y Clinton la “cofundadora”. Ayer repitió la afirmación en una entrevista en la cadena CNBC. Cuando los periodistas le preguntaron si se arrepentía de haberlo dicho, él respondió: “¿Tiene algo de malo decir eso? ¿Por qué la gente se está quejando de que dije que [Obama] fue el fundador de EI? Lo único que hago es decir la verdad”.

Por otro lado, 50 republicanos que ocuparon altos puestos de seguridad publicaron el lunes una carta en la que se refirieron al “peligro” que significaría para el país tener a Trump de presidente. “El señor Trump ha demostrado una falta de comprensión repetida del interés nacional de Estados Unidos y de sus complejos desafíos diplomáticos, sus indispensables alianzas y los valores democráticos en los que se basa la política exterior estadounidense”, dice el texto. Cierra con una afirmación contundente: “Estamos convencidos de que en el Despacho Oval [Trump] será el más irresponsable presidente de la historia estadounidense”.

El único grupo que en los últimos días manifestó su apoyo a Trump puede ser contraproducente para ganarle popularidad. Rocky Suhayda, presidente del Partido Nazi de Estados Unidos, dijo en su programa de radio que “los supremacistas pueden empezar a actuar de manera inteligente” para obtener mayor peso político gracias al empuje de Trump, informó el portal BuzzFeed. El candidato cuenta también con el apoyo de David Duke, ex líder del Ku Klux Klan y candidato al Senado por el estado de Luisiana, quien hace unas semanas dijo que sus votantes “son los mismos” que los del republicano. Todo esto a pesar de que el equipo de campaña de Trump dijo en varias ocasiones que el empresario repudia tanto a Duke como a los nazis.