Un terremoto de seis grados en la escala Richter sacudió el centro de Italia en la madrugada de ayer y dejó 250 muertos, más de 300 heridos y miles de personas desplazadas. La jefa de emergencias del Departamento de Protección Civil italiano, Immacolata Postiglione, dijo en una conferencia de prensa que las localidades más afectadas son Accumoli y Amatrice, en la provincia de Rieti, región de Lacio, y Arquata de Trontro, en la región de Las Marcas. La casi totalidad de las víctimas fatales también fue registrada en estas poblaciones, y los alcaldes aseguran algo que en las fotos se puede comprobar fácilmente: todo quedó en ruinas. En las imágenes aéreas, los escombros llenan las calles y sólo se perciben unos pocos techos. Las edificaciones que todavía quedan en pie muestran grietas.
“Estoy en medio de un pueblo que ya no existe”, dijo a la prensa italiana Sergio Pirozzi, alcalde de la ciudad de Amatrice, a 140 kilómetros de Roma. El alcalde de Accumoli, Stefano Petrucci, dijo que su pueblo está sin luz, que las líneas telefónicas están cortadas y que todavía no se puede cuantificar “cuántas personas hay bajo los escombros”, aunque aclaró que “son muchas”. En tanto, Alessandro Petrucci, el alcalde de Arquata del Tronto, aseguró que “dos o tres aldeas han quedado destruidas por completo” y precisó que todas las casas de un pueblo en particular, Pescara del Tronto, están en ruinas.
El terremoto no tuvo una gran magnitud pero resultó especialmente destructivo porque ocurrió muy cerca de la superficie: su epicentro se encontraba a sólo cuatro kilómetros de profundidad. Según explicó el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia, los fenómenos superficiales suelen causar mayores daños, pero su radio de acción es más reducido.
Desde ayer temprano el gobierno de Italia y las autoridades de Protección Civil monitorean el lugar del epicentro y sus alrededores para evitar posibles daños, sobre todo en torno a edificios que están en riesgo de derrumbe. Además, trabajan equipos integrados por bomberos y voluntarios, y se movilizó al Ejército para colaborar en las tareas de rescate, que son particularmente complicadas porque la zona más afectada es un terreno montañoso de difícil acceso. A esto se suma que algunas rutas están cortadas, por lo que sólo se puede llegar en helicóptero o a pie.
El Departamento de Protección Civil, que coordina las tareas de rescate y de ayuda, tiene dos desafíos fundamentales: además de priorizar la búsqueda de sobrevivientes, debe alojar a las miles de personas que se quedaron sin hogar. Según este organismo, ya se instalaron cuatro predios con carpas, cocina y baños en varios puntos de la zona con una capacidad de 250 personas cada uno.
El primer ministro viajó ayer a las zonas afectadas para evaluar de primera mano la situación. Una vez en el lugar, actualizó el número de víctimas y aclaró que es muy difícil saber cuántas personas pueden seguir bajo los escombros, porque estos pequeños pueblos se llenan de turistas en verano. A la vez, explicó que hay una fuerte colaboración entre los hospitales para atender a los heridos y también se puso en marcha un servicio de psicólogos dedicado a los familiares de las víctimas y a quienes perdieron todo lo que tenían.
Renzi adelantó que hoy se reúne el Consejo de Ministros para analizar los daños y adoptar las primeras medidas de ayuda. El primer ministro prevé que “la emergencia tendrá que ser gestionada en un largo período”. “Italia es hoy una familia golpeada, pero que no se detiene”, agregó al final.
Por otro lado, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, llamó por teléfono al presidente de Italia, Sergio Mattarella, y le aseguró que la Comisión Europea (CE) está preparada para movilizar “todos los recursos” que sean necesarios. “Toda Europa siente el dolor de Italia y ha ofrecido inmediatamente ayuda”, señaló Mogherini a Mattarella, según los portavoces del Servicio Europeo de Acción Exterior. En la misma línea, el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, envió una carta a Renzi en la que expresa la solidaridad del organismo con los italianos y promete “asistir a Italia de cualquier manera posible”.
El terremoto de ayer fue comparado por muchos con el que tuvo lugar en 2009 en L’Aquila, a tan sólo 60 kilómetros. De hecho, según informaron los expertos, el último sismo se produjo en medio de dos rupturas que fueron causadas por este temblor.