Varios medios de Uzbekistán publicaron ayer que el presidente Islam Karimov, de 78 años, murió el lunes de tarde, luego de ser hospitalizado por un supuesto derrame cerebral. La agencia rusa de noticias Ferghana fue la primera en informar, el lunes de noche, sobre la posible muerte del mandatario uzbeko, que preside la ex república soviética desde hace 27 años.

Uno de los editores de ese medio, Daniil Kislov, volvió a insistir ayer en la credibilidad de las fuentes que le confirmaron el deceso del gobernante. “Lo anunciarán sólo después de que los chacales, la gente de la elite y el entorno más próximo a Islam Karimov se repartan entre ellos el poder”, dijo al diario digital ruso Life. Otros medios opositores también difundieron la noticia.

La versión que más llamó la atención fue la del Movimiento Popular de Uzbekistán, que agrupa diversas facciones opositoras. El grupo aseguró en su página web que Karimov sufrió un infarto luego de celebrar con el equipo olímpico uzbeko su exitosa participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en los que ganaron cuatro medallas de oro.

Un funcionario del gobierno, en cambio, negó que sean ciertos los rumores y aseguró que Karimov sigue vivo y que “los médicos califican su estado de salud de estable”, consultado por la agencia rusa Interfax. El portavoz del gobierno ruso Dmitri Peskov dijo, por su parte, que “las informaciones [sobre la muerte de Karimov] no han sido confirmadas”, al tiempo que aseguró que en Moscú no manejan “nuevos detalles” sobre su salud, según señala la agencia Sputnik Nóvosti.

Mientras tanto, los rumores ganan fuerza y los analistas políticos ya piensan en posibles candidatos para suceder al presidente, que está en el poder hace casi tres décadas. La hija de Karimov, Lola Karimova, había informado el lunes en Facebook que su padre se encontraba en “cuidados intensivos” debido a “un derrame cerebral que sufrió el sábado de mañana” y que estaba “estable”. También aprovechó para pedir a la población que “no caiga en especulaciones y respete el derecho de la familia a la privacidad”.