El gobierno de Turquía convocó ayer al representante de la embajada alemana en Ankara para que aclare las razones que llevaron a la Justicia de ese país a prohibir la difusión de un mensaje del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. El gobierno alemán alegó razones de seguridad, pero existe temor en las autoridades germanas de que parte del conflicto turco se reproduzca en su territorio. El encargado de negocios del consulado alemán en Ankara fue el que recibió la convocatoria del Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía para que explicara las razones de la decisión de la Justicia alemana. Así respondió Turquía a la prohibición de emitir un mensaje de Erdogan durante una manifestación a favor del gobierno turco en Colonia. El domingo, unas 20.000 personas se congregaron en esa ciudad alemana para apoyar las decisiones tomadas por Erdogan. Los organizadores del acto habían previsto retransmitir un mensaje del presidente turco en directo, en pantallas gigantes, pero a pedido de un juez, el Tribunal Constitucional alemán decidió prohibir su emisión, argumentando “motivos de seguridad”.

El gobierno turco manifestó públicamente su rechazo a esa resolución. Su ministro para Europa, Omur Celik, calificó la decisión de “inaceptable” y destacó que se trataba de un “ataque contra la libertad de expresión y de manifestación”. Por su parte, el portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin, dijo que la decisión de la Justicia alemana fue un “esfuerzo legal de bloquear un evento a favor de la democracia”.

De acuerdo con el censo de 2011, hay tres millones de personas de origen turco viviendo en Alemania, y los ciudadanos turcos representan 22,1% de la población extranjera en ese país. Esa es la razón por la cual los acontecimientos políticos turcos tienen una fuerte repercusión en Alemania.

Además, Alemania es el país en el que están más extendidos entre la comunidad turca los seguidores del intelectual y teólogo islámico Fethullah Gülen, que fue acusado por el gobierno de Erdogan de ser el líder del intento de golpe de Estado del 15 de julio.

“Nos da curiosidad el motivo real por el que las autoridades alemanas y su Tribunal Constitucional prohibieron el mensaje del presidente Erdogan, y esperamos que nos proporcionen una respuesta satisfactoria”, manifestó Kalin en referencia a la reunión prevista para ayer con el representante de la embajada alemana en Ankara.

Antes de la manifestación, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, había dicho que “no se puede permitir” que Alemania sea “contagiada” por las tensiones turcas. Este hecho se produce después de que el parlamento alemán aprobara a inicios de junio una resolución que reconoce como genocidio las matanzas de armenios cometidas por el Imperio Otomano a principios del siglo XX, un pronunciamiento que había llevado al presidente turco a advertir que podría afectar a las relaciones diplomáticas, económicas, políticas y militares entre ambos países.

Mientras tanto, continúa la escalada de violencia entre el gobierno turco y la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha por la independencia del Kurdistán, un territorio que abarca parte de Turquía, Irak, Irán y Siria. De acuerdo a la cadena CNN Türk, cinco policías turcos murieron ayer en un atentado contra un vehículo policial en una carretera cerca de la ciudad de Bingöl, al sureste de Turquía. El ataque, que se cometió con un coche bomba, fue atribuido por las fuerzas de seguridad turcas al PKK, grupo que el gobierno de Turquía califica de organización terrorista. El atentado ocurrió luego de una serie de bombardeos aéreos con los que el gobierno turco mató a guerrilleros del PKK pero también a civiles kurdos.

De acuerdo con la agencia de noticias Efe, 27 supuestos miembros de la guerrilla del PKK murieron al tratar de infiltrarse el sábado en una base militar turca en Beybuta, en la provincia de Hakkari. El mismo día, el gobierno informó que otros ocho supuestos miembros del PKK fueron “neutralizados” en combates en la localidad de Cukurca, a unos 60 kilómetros de Beybuta. El combate ocurrió un día después de que ocho soldados turcos murieran y decenas más resultaran heridos por un ataque del PKK con armas largas contra un retén militar de control en la misma región.

Después del intento de golpe de Estado en Turquía, el gobierno de Erdogan ha llevado adelante una purga en el Ejército, destituido a miles de empleados estatales y anunciado un estado de emergencia que, entre otras cosas, permite a las autoridades restringir la libertad de movimiento. Asimismo, ha detenido a periodistas críticos al gobierno acusados de ser espías.