La canciller alemana, Angela Merkel, aún cree que el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) puede concretarse. De esa forma contradice a su ministro de Economía, Sigmar Gabriel, quien dio por “fracasadas de facto” las negociaciones. El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), que se negocia entre el bloque comunitario y Estados Unidos, ha hecho muy pocos progresos en los últimos años. Tras 14 rondas de negociación, ni un solo capítulo de los 27 que conforman el tratado se ha llegado acordar. Por eso el domingo 28, Gabriel, titular del Ministerio de Economía y vicecanciller alemán, dijo a la prensa que a su juicio las negociaciones habían fracasado “aunque nadie lo haya reconocido abiertamente”.

Las declaraciones de Gabriel obligaron a Merkel a salir a negar que esta fuera la opinión de su gobierno, pero también llevaron a otras autoridades alemanas y europeas a hacer aclaraciones. El portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, interpretó los dichos de Gabriel aclarando que se trataba de un “balance provisional”, y recordó que “las negociaciones todavía no han concluido”.

Además aclaró que el centro de las discrepancias entre las partes son la protección del medio ambiente y los derechos del consumidor, y admitió que se trata de divergencias en “cuestiones importantes”. Aseguró que la firma del acuerdo que se negocia desde 2014 no implicará una rebaja de los estándares europeos y de los alemanes en particular.

Por su parte, la portavoz del Ministerio de Economía, Tanja Alemany, aclaró que esa cartera había hecho “un balance completo” del que se desprendía que “no hay ningún capítulo del que exista una postura común”, y agregó que “en puntos importantes no se está haciendo ningún movimiento por la parte estadounidense”. El Ministerio de Economía llegó a la conclusión de que este año no habrá TTIP.

Las críticas al TTIP por parte de Gabriel son una pulseada con Merkel. Mientras que la canciller defiende el acuerdo con Estados Unidos, el vicecanciller promueve otro entre la UE y Canadá (CETA, por su sigla en inglés), al que ha presentado como “muy progresivo, bueno e importante”. Gabriel pretende convencer a los miembros de su Partido Socialdemócrata (SPD) de que apoyen este acuerdo. Según medios europeos, Gabriel piensa en las elecciones alemanas de setiembre de 2017 y para eso debe ganar el liderazgo del SPD. Las encuestas realizadas en Alemania expresaron que 70% de los encuestados piensa que el TTIP traerá desventajas para el país.

Por su parte, la Comisión Europea (CE) insistió en que las negociaciones continúan. “La CE negocia este acuerdo sobre la base del mandato unánime que le dieron los países de la UE en 2013”, dijo el portavoz comunitario Margaritis Schinas en una rueda de prensa. Agregó que toma nota de los comentarios de Gabriel, pero recordó que “las negociaciones comerciales llevan su tiempo”. De acuerdo con Schinas, se están haciendo “progresos estables” en las negociaciones en curso, cuya ronda más reciente tuvo lugar a mediados de julio en Bélgica.

“Si las condiciones son adecuadas, la CE está dispuesta a cerrar el acuerdo a finales de año”, dijo Schinas, quien recordó que el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, ha señalado que “no sacrificará estándares europeos de seguridad, sociales, de salud y de protección de datos” o la diversidad cultural por alcanzarlo. En el último Consejo Europeo, Juncker preguntó a los representantes de los países del bloque si el Ejecutivo comunitario debe seguir negociando, y la CE recibió el respaldo para concluir las negociaciones.

No sólo las futuras elecciones en Alemania se meten en medio de las negociaciones. Son muchos los convencidos de que el TTIP morirá si el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, gana las elecciones estadounidenses el 8 de noviembre. Por eso, los representantes políticos quieren pisar el acelerador entre setiembre y octubre. Si la vencedora es Hillary Clinton, el interés por el pacto podría mantenerse, aunque no con la fuerza que tuvo años antes. Además de las elecciones en Estados Unidos están las de Francia, en 2017. De cara a esa votación, los socialistas rehúyen el pacto, que cuenta con el rechazo de buena parte de sus bases.