La CGT argentina culminó ayer un proceso de unificación que empezó en mayo y que, en parte, fue impulsado por el cambio de gobierno. En aquel entonces, quienes dirigían los tres sectores de la central sindical -Antonio Caló, de la CGT Balcarce, que fue la más cercana al gobierno de Cristina Fernández; Hugo Moyano, de la CGT Azopardo; y Luis Barrionuevo, de la CGT Azul y Blanca- manifestaban que el movimiento obrero necesitaba “unificarse” para hacer frente a algunas de las medidas adoptadas por el gobierno del presidente Mauricio Macri que afectaron directamente a los trabajadores, como los despidos masivos y el aumento de las tarifas de servicios públicos.

Durante el proceso, los actores evaluaron dos alternativas de conducción: contar con un único secretario general, como establece el estatuto de la CGT, o conformar un triunvirato con un representante de cada una de las facciones.

Aunque la segunda opción fue la que suscitó más suspicacias, el congreso de la CGT aprobó ayer, finalmente, la fusión de la mayor parte de los sindicatos que integran la central mediante la designación de un triunvirato, integrado por Héctor Daer -por la CGT Balcarce-, Carlos Acuña -por la Azul y Blanca- y Juan Carlos Schmid -por la Azopardo-. Durante el congreso, Sergio Palazzo, de la Corriente Federal de Trabajadores, intentó pedir un cuarto lugar en la conducción porque el triunvirato “no es representativo de todo el movimiento obrero”, según dijeron representantes de este sector al diario Página 12, pero el pedido fue rechazado. A pesar de que no llegaron a un acuerdo, la Corriente Federal de Trabajadores, que está integrada por los bancarios, la Federación Gráfica, una parte de la Unión Obrera Metalúrgica y otros 40 gremios más, manifestó que no se irá de la CGT.

Otros, sin embargo, decidieron no avalar lo definido en el congreso y convertirse en disidentes. Es el caso del macrista Gerónimo Venegas, representante de los trabajadores rurales, y del Movimiento Acción Sindical Argentino (MASA), que encabeza el taxista Omar Viviani. Venegas, que en varias ocasiones se manifestó contra la elección de un liderazgo de tres, dijo que impugnará por vía judicial y administrativa el congreso por no cumplir con los tiempos previstos y desobedecer lo que establece el estatuto sobre elegir a un solo secretario general. Por su parte, Viviani mostró su descontento al no participar en la asamblea. La decisión de rurales y taxistas de abandonar la CGT fue acompañada por otros gremios históricos como el Sindicato de Mecánicos y Afines al Transporte Automotor, el gremio de la electricidad, Luz y Fuerza, y la Unión Ferroviaria.

Ayer también se eligieron los 34 secretarios que completarán el consejo directivo de la CGT y se designaron los cargos que ocuparán los líderes salientes: Moyano estará al frente de la Secretaría Gremial, Barrionuevo encabezará la de Capacitación y Caló la del Interior.

Antes de que comenzara el congreso, Acuña descartó que la nueva conducción convoque un paro, una vía que se venía discutiendo hace semanas para protestar contra las medidas del gobierno. “Tiene que haber una propuesta del movimiento obrero hacia el gobierno advirtiéndole lo que está mal, para que ellos empiecen a revertir esta situación urgentemente”, dijo a la radio La Red. Afirmó que esperarán una respuesta de Macri a los reclamos sindicales antes de anunciar medidas de fuerza. “Si él no escucha la voz de los trabajadores, después se iniciará un plan de lucha. Tiene que tener la oportunidad y vamos a hacer los reclamos que corresponde”, dijo. En referencia a los aumentos de precios en los servicios de transporte, luz, gas y agua, afirmó: “Me sorprendió este gobierno por la falta de experiencia y la falta de tacto por la sensibilidad social”.

Liderazgo compartido

Los nombres de quienes integran el nuevo triunvirato de la CGT estaban arriba de la mesa desde hacía semanas, y tienen en común más de una década de trabajo en el movimiento sindical. Daer y Acuña, además, comparten partido político: ambos son legisladores del Frente Renovador liderado por Sergio Massa.

Daer es diputado nacional y lidera el gremio de la Sanidad de Buenos Aires desde hace 16 años. En el último tiempo, su nombre sonó bastante por haber votado a favor de la ley antidespidos, a pesar de que Massa se opuso, y por haber defendido en el Parlamento una propuesta para que los servicios de atención médica de los sindicatos quedaran exentos de los alcances del proyecto de Acceso a la Información Pública, según informa el diario La Nación.

Por otra parte está Acuña, que es secretario general del gremio de Estaciones de Servicio desde 2006 y diputado provincial. Acuña siguió a Barrionuevo cuando, después de la división de la CGT, creó la central Azul y Blanca. De hecho, de acuerdo con La Nación, Barrionuevo tuvo mucho que ver con su designación al frente de la central.

El otro pilar del triunvirato es Schmid, que encabeza el sindicato de Dragado y Balizamiento desde 1997. Calificado de “moyanista” por los medios argentinos, militó con Moyano desde el Movimiento de los Trabajadores Argentinos, un brazo sindical que se opuso a las privatizaciones y a las políticas neoliberales durante los años 90.