El gobierno de Siria y las autoridades rusas afirmaron que 62 soldados del Ejército sirio murieron el sábado en Deir al Zor, al este del país, a causa de un ataque aéreo lanzado por la coalición internacional que encabeza Estados Unidos contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI). El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización civil opositora con sede en Londres, elevó a 83 la cifra de muertos.

Después de las acusaciones, el Departamento de Defensa de Estados Unidos explicó en un comunicado que “las fuerzas de la coalición creyeron que estaban atacando una posición de EI” y que frenaron la operación “inmediatamente” cuando Rusia informó que “era posible que el personal y los vehículos golpeados fueran parte del Ejército sirio”.

Un alto funcionario del gobierno estadounidense dijo a la agencia de noticias Efe que el presidente Barack Obama sentía “pesar” por la “pérdida no intencionada de vidas” de integrantes de las fuerzas militares sirias.

Para Damasco y Moscú esta aclaración no fue suficiente, por lo que el sábado de noche convocaron a una reunión de emergencia con el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para abordar el tema. De acuerdo con el embajador sirio ante la ONU, Bashar Jafari, el resultado del encuentro “es cero” porque Estados Unidos, Reino Unido y Francia “dijeron que lo que pasó no merece que se tomen medidas al respecto”. Además, consideró que el objetivo del ataque fue “hacer fracasar” la tregua acordada entre Washington y Moscú, que comenzó el lunes 12 y estuvo vigente hasta la medianoche de ayer. En tanto, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova, dijo que “la terrible conclusión” a sacar después del ataque del sábado es que “la Casa Blanca está defendiendo a EI”.