Luiz Inácio Lula da Silva, su esposa, Marisa Letícia, y el presidente de la constructora OAS, Léo Pinheiro, entre otros, fueron acusados por la Fiscalía brasileña de delitos de corrupción, fraude documental y lavado de capitales. Si el juez Sérgio Moro acepta la denuncia, Lula estará imputado por primera vez en la operación Lava Jato.

Según la acusación, Lula hizo que se otorgaran a OAS contratos de construcción de Petrobras y recibió un soborno por 1,1 millones de dólares. Parte de ese pago lo habría recibido mediante la compra, reforma y amoblamiento de un apartamento de tres pisos en Guarujá, un municipio costero de San Pablo.

Lula “era el comandante máximo del esquema de corrupción”, aseguró el fiscal responsable de la operación Lava Jato, Deltan Dallagnol. Lo dijo en una conferencia de prensa que convocó para presentar la acusación contra Lula, en la cual atribuyó al ex presidente la intención de utilizar la corrupción de Petrobras para mantener la gobernabilidad, perpetuar su partido en el poder y enriquecer a los involucrados. El fiscal no explicó por qué Lula habría incluido a políticos opositores -como el actual canciller José Serra o el líder de la oposición, el senador Aécio Neves, también investigados por la Justicia- en este esquema. Tampoco mencionó que la suma que habría recibido Lula es muy inferior a otras -por ejemplo, Eduardo Cunha está acusado de recibir cinco millones de dólares-.

La conferencia fue “un deplorable espectáculo de verborragia”, dijo Lula en un comunicado en el que también señala que no se presentaron pruebas que respalden las acusaciones, sino que se hizo “un truco de ilusionismo, promoviendo un reprobable espectáculo judicial y mediático”.

Lula niega ser el propietario del apartamento de tres pisos en Guarujá, que es uno de varios construidos en simultáneo. Según explican él y sus abogados, Marisa Letícia pagó cuotas mensuales durante la construcción, entre 2005 y 2009, para que fuera suyo una vez terminado, pero pidió que le reintegraran el dinero una vez que ese proyecto fue vendido por la cooperativa habitacional Bancoop a OAS.