Luego de una intensa campaña y un proceso de elecciones internas que duró más de dos semanas, los miembros del Partido Laborista, los simpatizantes y los grupos afiliados -mayoritariamente sindicatos- le dieron mayoría a Corbyn por segunda vez consecutiva.

El político de izquierda obtuvo 61,8% de los votos frente a 38,2% que alcanzó su rival, el diputado Owen Smith, representante del ala más centrista del partido. De esta manera, Corbyn se impuso con 313.209 votos, cerca de 60.000 más de los que obtuvo el año pasado, cuando asumió el liderazgo del laborismo por primera vez.

En su primer discurso, una vez anunciados los resultados, Corbyn urgió a su partido a “trabajar juntos para lograr un verdadero cambio” en Reino Unido y prometió hacer “lo que esté a su alcance” en respuesta a “la confianza y el apoyo, y unificar al partido”. El laborismo vivió en los últimos meses una crisis que dividió al partido entre los más izquierdistas, que apoyan a Corbyn, y lo más moderados, que consideran que el líder laborista no podrá ganar las elecciones generales con su agenda progresista. Pero Corbyn ganó y tendrá que negociar, sobre todo con los diputados, si no quiere seguir profundizando la división. “Tenemos mucho más en común que lo que nos divide. Hagamos borrón y cuenta nueva y comencemos con el trabajo que tenemos que emprender juntos como partido”, agregó el dirigente.

Además, Corbyn dijo que luchará para lograr “una alternativa genuina” al gobierno de la primera ministra conservadora británica, Theresa May, que supone “una nueva versión del gobierno de derecha de David Cameron” y “amenaza con hacer retroceder al país”.

Smith, por su parte, felicitó a Corbyn y destacó su victoria “contundente” y su capacidad para “movilizar” a tantas personas en los últimos meses, hasta lograr superar el medio millón de miembros del laborismo, más que ningún otro partido europeo. Consideró que el resultado de las internas pone en evidencia que el movimiento laborista “continúa dividido” y que será tarea de Corbyn “sanar las divisiones” y “unificarlo”.

En tanto, los sindicatos aplaudieron la reelección de Corbyn, si bien reconocieron que se enfrenta a un gran “desafío político”. En este sentido, Dave Prentis, secretario general de Unison, uno de los sindicatos más grandes del país, que nuclea a trabajadores de los servicios públicos, dijo que Corbyn ganó “porque captó las ilusiones de los miembros del partido” y porque sus simpatizantes “se sienten inspirados por sus promesas de poner fin a la austeridad, reparar los servicios públicos y construir un tipo de economía diferente”. Sin embargo, opinó que Corbyn “debe mostrar a los escépticos que tiene la habilidad y las ideas para ganar unas elecciones generales”. Mick Whelan, líder del sindicato del tren, Aslef, dijo que es hora de que los parlamentarios que “socavaron” a Corbyn en los últimos meses “lo respalden”.

El nuevo líder tendrá que formar su equipo en los próximos días, tarea que se complica ante la falta de aliados en la Cámara de los Comunes. Todavía no se sabe si Corbyn podrá elegir a su equipo, como hasta ahora, o si los diputados y las bases deberán votar, una decisión que depende del dirigente de 67 años. Por lo pronto, el propio Smith dejó la puerta abierta a aceptar un cargo.

Los analistas políticos británicos dijeron el sábado que, de ahora en más, Corbyn tiene que centrarse en tres prioridades. La primera es unificar al partido. La segunda es prepararlo para la posibilidad de que May convoque elecciones anticipadas. La última, aunque no menos importante, es empezar a construir el plan de la oposición ante la futura negociación del brexit, la salida del país de la Unión Europea, que comenzará en 2017. Todo esto mientras convence a sus correligionarios -y, en general, a los británicos- de que su modelo de país es uno que puede triunfar también al elegir el gobierno para Reino Unido.