El ministro de Educación argentino, Esteban Bullrich, inauguró el Hospital Escuela de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Negro en Choele Choel. “Hace muy poquito cumplimos 200 años de nuestra independencia y planteábamos con el presidente que no puede haber independencia sin educación, y tratando de pensar en el futuro, esta es la nueva Campaña del Desierto, pero no con la espada sino con la educación”. Bullrich se refería a una campaña llevada adelante entre 1878 y 1885 en esa misma zona, en la que el gobierno argentino derrotó a varios pueblos originarios y anexó ese territorio. Distintos estudios indican que esa campaña fue una masacre que diezmó a los pueblos indígenas mapuche, ranquel y tehuelche, por lo que es considerada un genocidio por organizaciones sociales, educativas e indígenas.
La referencia de Bullrich generó un fuerte rechazo de distintas organizaciones civiles e instituciones universitarias, entre ellas el Centro Universitario de Idiomas, que tiene una de sus sedes en la universidad en la que el ministro dio su discurso. La entidad emitió un comunicado en el que expresa “el asombro y la preocupación” que causaron las expresiones del ministro, que “traen a la memoria el aparato discursivo e ideológico que sostuvo y sostiene, y justifica sin más, la ocupación violenta de sus territorios, la matanza indiscriminada y la disgregación y el aislamiento cultural y social a los que fueron sometidos los pueblos originarios”. Agrega que “la figura del desierto que sólo puede ser conquistado” es “una ofensa a la memoria de los pueblos originarios”, pero también representa una insistencia “en una concepción histórica […] que sólo contribuye a mantener la invisibilización y la ignorancia sobre la Argentina originaria”.
Por su parte, el Instituto de Investigación en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio, de la misma universidad, repudió las declaraciones de Bullrich y señaló que “comparar un crimen de lesa humanidad con una política actual del Estado sólo puede explicarse por desconocer los hechos históricos, por pretender tergiversarlos o por buscar imponer una visión autoritaria y antidemocrática a los procesos educativos argentinos”. Estas y otras instituciones exigieron a Bullrich que rectificara sus dichos, pero el ministro no volvió a referirse al tema.