El partido español Podemos inicia hoy un encuentro de tres días que buscará reflexionar sobre la posición que la formación ocupa en el actual contexto político de España, marcado por el bloqueo, luego de que las elecciones de diciembre rompieran con décadas de bipartidismo y no lograran mayorías para gobernar. La formación de izquierda también debatirá sobre su futuro, en un momento de fuertes discrepancias en el seno de la dirección.

El encuentro que comienza hoy en Madrid, la llamada Universidad de Podemos, es un ciclo de cursos y talleres que reunirá, hasta el domingo, a 250 expositores alrededor de 100 mesas, con el objetivo de analizar cuestiones cruciales para el futuro de la organización. Estos espacios de reflexión, para los cuales se anotaron alrededor de 1.000 personas, llegan en un momento en que Podemos necesita repensarse, redefinirse y adaptarse al nuevo panorama, después de perder casi un millón de votos en las elecciones de junio, en relación con las de diciembre. La pérdida de apoyo y el fracaso del anunciado sorpasso al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sumieron a Podemos -un partido que todavía no tiene tres años de existencia- en una etapa de deliberación que reveló rupturas internas.

La instancia que empieza hoy, entonces, también podría servir para entender hasta dónde llegan estas diferencias, encarnadas especialmente por el secretario general de la formación, Pablo Iglesias, y el secretario político, Íñigo Errejón. La división entre el uno y el dos del partido quedó en evidencia el martes, en una discusión que mantuvieron ambos mediante Twitter sobre la redefinición del proyecto de Podemos, su estrategia para generar más adeptos y el futuro de la formación. Las dos posturas son claras: uno es más confrontativo y el otro es más moderado. Los dos coinciden en algo: su partido vive un momento de inflexión y necesita cambiar.

Todo empezó con un discurso que Iglesias brindó en La Coruña. Allí, dijo: “El día que dejemos de dar miedo a los sinvergüenzas, a los corruptos, a los responsables de la desigualdad, a los que se enriquecen a costa del sufrimiento de la gente, ese día seremos uno más y no tendremos ningún sentido como fuerza política”. La respuesta de Errejón llegó un rato después en Twitter: “A los poderosos ya les damos miedo, ese no es el reto. Lo es seducir a la parte de nuestro pueblo que sufre pero aún no confía en nosotros”. Iglesias le replicó a las dos horas: “Sí, compañero, pero en junio dejamos de seducir a un millón de personas. Hablando claro y siendo diferentes seducimos más”.

Aunque los dos insistieron en que fue un intercambio político “entre compañeros” y que no demuestra ningún tipo de ruptura entre los dos, todavía no queda claro cómo lograrían un consenso. Además, es sabido que el resto del partido quedó dividido entre quienes apoyan la visión del secretario general, de recuperar el lenguaje más izquierdista inspirado en el Movimiento de los Indignados que dio origen a la formación, y quienes creen que la mejor vía es la moderada que propone Errejón.

Ayer, la jefa de gabinete de Iglesias, Irene Montero, agregó otro ingrediente a la disputa y, en una conferencia de prensa, admitió que una parte sustancial del “debate interno” que está procesando el partido tiene que ver con la manera en la que la formación tiene que pactar con el PSOE para gobernar y evitar unas nuevas elecciones en diciembre. Según dijo Montero, la postura de Iglesias es relacionarse de “igual a igual” y sin “regalarles el gobierno” a los socialistas a cambio de nada, para lograr “un gobierno de progreso y echar a [el actual presidente en funciones, Mariano] Rajoy”. Aunque la dirigente no mencionó ningún nombre, insinuó que Errejón aboga por una posición más complaciente. Concluyó: “Les puedo dar mi opinión, que la he manifestado con rotundidad. Las de otros compañeros creo que deben ser ellos quienes las expresen, si es que las tienen, quizá no las tengan”.