Hoy se celebra una reunión informal de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en la que los miembros del cártel buscarán ponerse de acuerdo para reducir la producción de crudo con el objetivo de subir los precios, pero las diferencias políticas y económicas entre los más poderosos de sus integrantes complican la posibilidad de acuerdo. Además, aunque se llegue a una decisión como esa, es dudosa su efectividad, ya que nada obliga a los frackers estadounidenses, que seguramente aprovecharán los mayores precios para producir más y embolsar mayores beneficios.
Según recoge la agencia de noticias Reuters, Emiratos Árabes Unidos respaldaría un congelamiento en la producción de crudo para ayudar a impulsar los precios, algo a lo que se ha negado históricamente. Los precios del crudo han bajado a más de la mitad frente a los de mediados de 2014, lo que llevó a varios países productores de la OPEP y a Rusia -que no forma parte del cártel pero en general acompaña sus decisiones- a valorar la necesidad de rebajar la producción para reequilibrar la relación entre oferta y demanda. Por su parte, Arabia Saudita, el segundo productor mundial luego de Rusia, anunció que está dispuesto a reducir su producción si Irán acepta congelar la suya, lo que significa un cambio radical en la posición del reino petrolero.
La congelación de la producción de la OPEP supondría para estos países la pérdida de cuota de mercado frente a los productores estadounidenses y canadienses, algo a lo que se habían negado tanto Arabia Saudita como Emiratos. Lo que se descartó ya, el viernes, fue la posibilidad de un acuerdo formal, que sólo se alcanza con el consenso de todos los países de la organización. “Si todos los miembros de la OPEP están de acuerdo en una decisión, creo que existe una alta probabilidad de recibir el apoyo de los otros, especialmente de Rusia”, dijo el ministro de Energía de Emiratos, Suhail bin Mohammed al Mazroui, a la agencia Reuters antes de la reunión en Argelia, donde se celebra un Foro Internacional de Energía. “Estamos a favor de una decisión. Pensamos que un congelamiento ayudará si logra acordarse y esperamos que todos estemos de acuerdo”, sentenció.
Según varios analistas de este mercado, los principales miembros de la OPEP buscan persuadir a Irán de que congele su producción a niveles aceptables para el resto del cártel. La producción iraní se ha mantenido en casi 3,6 millones de barriles por día, cerca de los niveles previos a las sanciones internacionales impuestas en 2012 por el programa nuclear del país, que fueron levantadas en 2015. De esa manera, Irán retornó al mercado internacional de hidrocarburos y se espera que en los próximos meses incremente en unos 500.000 barriles la producción diaria de crudo.
En la previa del encuentro todos recordaban el fracaso de la reunión de la OPEP en abril cuando Arabia Saudita insistió en la participación de Irán en la decisión de recortar la producción. El ministro iraní de Petróleo, Bijan Zanganeh, dijo el lunes que las expectativas de reducción de la producción “deberían ser modestas”. En declaraciones a la agencia de noticias iraní SHANA, Zanganeh dijo: “Esta es una reunión consultiva y eso es todo lo que deberíamos esperar de ella”.
Durante la reunión de la OCDE en China, hace tres semanas, las principales autoridades rusas se manifestaron dispuestas a limitar la producción, pero desde entonces no hubo novedades. Los productores rusos de ese combustible soportaron la caída del precio del petróleo porque el debilitamiento del rublo respecto de las principales monedas disminuyó los costos de producción (además, el gobierno decidió rebajar los impuestos a estas empresas a la par de la caída del precio del crudo). Esto ayudó a sustentar la producción en los proyectos existentes mientras nuevos yacimientos están casi prontos para operar.
Si bien el ministro de Energía de Rusia, Alexander Novak, se encuentra esta semana en Argelia, todo indica que no se involucrará en una acción coordinada con los países de la OPEP para reducir los niveles de extracción de crudo. Las cinco empresas petroleras rusas más grandes, Rosneft, Lukoil, TNK-BP, Gazpromneft y Surgutneftegas, que extraen 75% del petróleo ruso, habían planeado aumentar su producción durante 2017, y salvo que haya una intervención del gobierno, los planes se cumplirán. Hasta ahora, el presidente Vladimir Putin no se ha reunido con estas empresas, y el Ministerio de Energía no ha realizado consultas para ajustar detalles de una eventual disminución de la producción. En particular, la empresa estatal Rosneft, que representa más de un tercio de la producción rusa, ha liderado la posición de rechazo a un acuerdo global para reducir o congelar el nivel de producción desde inicios de este año.
El panorama no parece propicio para un recorte en la producción petrolera, por lo que el mundo seguirá disfrutando de bajos precios de los energéticos, lo cual es una buena noticia ante las magras perspectivas de crecimiento global.