Lágrimas de emoción, cánticos de “Sí se pudo”, citas a Gabriel García Márquez y pañuelos blancos marcaron ayer la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Una vez firmado el acuerdo, el primero en hablar fue Timoleón Jiménez, también conocido como Timochenko, el comandante en jefe de la guerrilla. “En nombre de las FARC, ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto por todo el dolor que hayamos podido causar”, dijo en el tramo de su discurso que recibió más aplausos de los presentes, 2.500 invitados, todos vestidos de blanco, entre que se encontraban presidentes y cancilleres de distintos países, ex presidentes colombianos y decenas de representantes de organizaciones civiles. También dijo que Colombia se convierte, con este acuerdo, en un ejemplo “para el mundo entero”.

En otro tramo, Timochenko recordó a líderes de las FARC que murieron en el conflicto y pidió que se reconozca que este grupo armado siempre intentó evitar que la guerra interna colombiana se prolongara. Dijo también que “durante más de 30 años” los intentos de negociar la paz fueron impulsados por las FARC, y por eso, para la guerrilla, el acuerdo firmado ayer representa una victoria. Sin embargo, también reconoció que las FARC encontraron en Juan Manuel Santos “un valeroso interlocutor, capaz de sortear con entereza las presiones y provocaciones de los sectores belicistas”. Le reconoció al presidente colombiano “su probada voluntad”. Timochenko celebró que se haya logrado “aunar suficientes voluntades para decir 'no' a los amigos de la guerra”.

Acerca de lo que se viene, Timochenko dijo: “Que nadie dude que vamos hacia la política sin armas, preparémonos todos para desarmar las mentes y los corazones”. También reclamó una paz “con justicia social y democracia verdadera”, y, tal como lo haría después Santos, repasó una serie de logros que Colombia podría alcanzar si reduce su gasto militar y lo destina a inversión social. En este sentido, agregó que la seguridad “no debe depender tanto del tamaño de las fuerzas de seguridad del Estado como del combate a la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades”, que son “la fuente real de las formas más sentidas de la delincuencia”. Además, agradeció a la comunidad internacional, especialmente al ex presidente venezolano fallecido Hugo Chávez, “sin cuyos trabajos, tan pacientes como discretos, este final feliz no habría tenido comienzo”.

Mientras el líder de las FARC cerraba su discurso, varios aviones de la Fuerza Aérea tomaron vuelo, generando un fuerte ruido y transformando la cara de Timochenko, que pareció alarmarse y luego retomó su discurso: “Esta vez venían a saludar la paz y no a descargar bombas”. A su turno, Santos dijo que “efectivamente esos aviones eran un saludo a la paz”, lo que hizo sonreír a varios de los presentes.

El discurso de Santos estuvo más enfocado en el plebiscito del domingo, en el que los colombianos respaldarán o rechazarán el acuerdo de paz. Mencionó algunos de los aspectos que se le critican a ese acuerdo y reconoció que “todo pacto de paz es imperfecto”. Agregó que prefiere “un acuerdo imperfecto que salve vidas a una guerra perfecta que siga sembrando muerte y dolor”. Santos dijo que los colombianos deberán decidir “entre la pobreza que deja la guerra y las oportunidades que trae la paz”.

En otro tramo de su discurso, el presidente agradeció “a todos los héroes de las Fuerzas Armadas” y dijo que el sacrificio y el valor de los policías y soldados colombianos condujeron a Colombia “a este gran día”. Al igual que Timochenko, Santos rindió homenaje a las víctimas del conflicto armado colombiano.

Santos recordó que fue una de las personas que más combatieron y golpearon a las FARC, como ministro de Defensa y como presidente, pero reconoció que los integrantes de la guerrilla “fueron dignos negociadores” y que “trabajaron con seriedad y voluntad”.

“Señor Rodrigo Londoño”, dijo Santos, usando el nombre oficial de Timochenko, “hoy, cuando emprenden su camino de regreso a la sociedad [...], les doy la bienvenida a la democracia. Cambiar las balas por los votos, las armas por las ideas, es la decisión más valiente e inteligente que puede tomar cualquier grupo subversivo”. El presidente colombiano afirmó: “Al terminar este conflicto, termina el último y el más viejo conflicto armado del hemisferio occidental. Por eso celebra la región y celebra el planeta, porque hay una guerra menos en el mundo, y es la de Colombia”.