El corte de las líneas telefónicas, la prohibición del acceso a internet y el Ejército custodiando las calles son algunas de las pinceladas que dibujan el escenario actual de Gabón, el pequeño país ubicado al oeste de África Central que vive una grave crisis desde las últimas elecciones presidenciales, del 27 de agosto. Ese día, los votantes tenían que elegir entre Bongo, el candidato del gobernante Partido Democrático Gabonés, y Ping, el líder de la coalición opositora Frente Unido.

Bongo asumió la presidencia en 2009, cuando murió su padre, Omar, que gobernó Gabón durante 42 años, avalado por la mayoría de la ciudadanía en elecciones siempre dudosas. Bongo llegó con ventaja a los últimos comicios, después de una campaña en la que fue cuestionado por utilizar recursos públicos para asegurarse votos y tener un acceso ilimitado a los medios de comunicación. Las tensiones aumentaron durante la jornada electoral, que estuvo marcada por denuncias de irregularidades. Las suspicacias de la oposición, que considerando los antecedentes ya había advertido un posible fraude, se agudizaron por la actitud de la CENAP, que en varias ocasiones retrasó el anuncio de los resultados oficiales.

Cuatro días después de las elecciones, el ente electoral proclamó vencedor a Bongo, que ganó con 49,8% de los votos frente a Ping, que quedó apenas atrás con 48,2%. El anuncio de la CENAP provocó la inmediata reacción de la oposición, que convocó protestas en las calles. Las manifestaciones fueron reprimidas con violencia por las fuerzas de seguridad: el gobierno reportó que esa noche murieron tres personas y fueron detenidas más de 1.000 en distintas ciudades.

Ping, que dijo estar convencido de que 58% del electorado votó por él, acusó a las fuerzas gubernamentales de “bombardear” la sede central de la alianza opositora, un ataque que dejó dos muertos y 19 heridos. También aseguró que entre los detenidos se encuentran altos dirigentes de la oposición, ex ministros y artistas. Luego de los arrestos masivos, un grupo de manifestantes incendió el Parlamento de Gabón en Libreville, la capital, y saqueó varios comercios. El miércoles, en una entrevista con la cadena France 24, Ping aseguró que en los últimos días murieron “entre 50 y 100” gaboneses, en manos de “quienes tienen el poder”. Aclaró además que la oposición sólo pide que se vuelvan a contar los votos, y que se haga con las garantías necesarias.

El día siguiente al anuncio de los resultados, Bongo defendió en una conferencia de prensa su “proyecto de democracia” frente a “los grupos de destrucción” que propiciaron la violencia en el país, haciendo alusión a la oposición. “La democracia es difícil de relacionar con quienes asaltan el Parlamento”, agregó el gobernante. Insistió además en que no “intentó influir” en las autoridades electorales, porque siempre deseó un proceso “abierto y transparente”. Pero no dijo nada sobre la represión policial o sobre la decisión de cortar las líneas telefónicas y el acceso a internet.

Hace una semana, tras la presión de varias organizaciones internacionales, Bongo accedió a que se haga un recuento de los votos. “La ley prevé un recuento en caso de que se recurra ante el Tribunal Constitucional tras el anuncio de los resultados. [...] Yo soy partidario de que vayamos ante la Corte y de que esta confirme mi elección”, dijo Bongo a la radio France 1.

Pero el día anterior, el ministro de Justicia, Seraphin Moudounga, renunció a su cargo porque, según explicó, propuso revisar los votos “centro por centro y registro por registro” y le respondieron que “el recuento no está previsto por la ley electoral gabonesa”.

Mientras, el líder opositor llamó a los ciudadanos a iniciar una huelga general para obligar al presidente a abandonar el poder. “Debemos resistir por todos los medios para hacer caer a este tirano”, dijo Ping en un mensaje difundido en las redes sociales. El jueves, el dirigente presentó ante el Tribunal Constitucional un recurso para impugnar los resultados de las elecciones. Advirtió que si el tribunal avala los resultados electorales, Gabón se verá sumergido en un escenario de profunda inestabilidad.

Presión de afuera

La situación poselectoral de Gabón generó alerta en varios organismos internacionales y países que mantienen relaciones con Libreville. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, manifestó su “tristeza y preocupación” por “los incendios provocados y la respuesta desproporcionada de las fuerzas de seguridad” en el país centroafricano. Además, llamó al gobierno a restaurar inmediatamente las comunicaciones y a liberar a los presos políticos, sin condiciones. Ban Ki-moon pidió también a las autoridades que verifiquen los resultados de forma “transparente”, “rápida” y “justa”.

Amnistía Internacional, en tanto, pidió a las fuerzas de seguridad que dejen de utilizar una “fuerza excesiva” y “brutal” para reprimir las protestas en la capital. Los gobiernos de Estados Unidos y Francia, por su parte, instaron a la CENAP a que publique “los resultados de cada centro electoral” para evitar sospechas y garantizar que el recuento fue justo y transparente.

La misión de 73 observadores de la Unión Europea (UE) había señalado, antes de que se conocieran los resultados, que el proceso presentó una “falta de transparencia” y se desarrolló “en un contexto de tensión política”. En un comunicado, denunció la resistencia de los organismos de administración electoral a facilitar información esencial, como las listas de los votantes, y manifestó que algunas comisiones electorales no le permitieron presenciar el recuento de los votos.

Además, señaló que menos de 50% de los votantes había retirado el permiso para votar una semana antes de las elecciones, durante un proceso de distribución que la misión europea calificó de “opaco”. Finalmente, los observadores consideraron que “la falta de regulación en el período de precampaña electoral” benefició “al candidato de la mayoría”, en este caso Bongo, que “ha llevado a cabo numerosas acciones que han borrado la línea entre las actividades inherentes a su función de presidente y a las de un candidato”. En diálogo con Europe 1, Bongo se limitó a decir que “algunos observadores sobrepasaron su misión” al ignorar “el acuerdo firmado con la UE”, sin dar más respuestas.