El partido más cercano al presidente Vladimir Putin y al que pertenece el primer ministro, Dmitri Medvedev, Rusia Unida, ganó ayer las elecciones parlamentarias rusas con una amplia ventaja y renovó su dominio sobre la Duma, de acuerdo con sondeos a boca de urna. Según el Centro Nacional de Estudio de la Opinión Pública, obtuvo 44,5% de los votos, mientras que en la encuesta de la empresa FOM alcanzó 48,7%, y quedó así cerca del 49% que había logrado en los comicios anteriores, los de 2011, informó la agencia de noticias rusa Sputnik Nóvosti.

De los 14 partidos que se presentaron a las elecciones sólo accedieron a la Duma, además de Rusia Unida, los mismos tres partidos que están representados ahora: el Partido Liberal Demócrata, el Partido Comunista y Rusia Justa. Los sondeos indican que estos tres últimos obtuvieron entre 16% y 8% de los votos. El Partido Comunista tuvo, de acuerdo con estas encuestas, la votación más baja de su historia y perdió su lugar como primer partido de la oposición moderada.

Putin no tiene partido político desde 2012, cuando asumió la presidencia y anunció que dejaba el partido que fundó porque consideraba que el mandatario ruso debe ser “una figura no partidista”. Desde ese entonces amplió su influencia en los demás partidos políticos rusos y, si bien Rusia Unida es considerado el más cercano a él, todos los representados en la Duma son favorables a su presidencia.

La oposición más dura a Rusia Unida no logró llegar a la Duma pese a que después de las elecciones de 2011, que motivaron denuncias de fraude y protestas, el gobierno impulsó una serie de reformas que facilitaron el acceso a las elecciones de los partidos opositores y de las formaciones nuevas, que cuentan con menos representatividad y recursos.

La victoria de Rusia Unida fue celebrada por Putin. El presidente destacó la ausencia de incidentes y celebró la “madurez” de los ciudadanos, que “se dieron cuenta de que las promesas vacías no valen de nada”. Por su parte, Medvedev festejó la victoria electoral en el centro de campaña de su partido en Moscú.

Las elecciones estuvieron marcadas por el retorno del territorio ucraniano de Crimea al dominio del gobierno ruso, que no cuenta con reconocimiento internacional. La insistencia de Moscú en celebrar elecciones en esa región que considera propia elevó la tensión con Ucrania, que reclamó que los comicios no se realizaran en Crimea.

El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, anunció el viernes que su gobierno aplicaría nuevas sanciones a empresas rusas dedicadas a la defensa y las finanzas -con las que los ucranianos no podrán hacer negocios- y a los candidatos a la Duma en representación de Crimea.

Otro incidente internacional marcó la campaña electoral: la calificación del Centro Levada, un centro de investigaciones sociológicas que elabora encuestas, como un “agente extranjero”. Este centro recibió financiación de la Universidad de Wisconsin-Madison, que, según el Ministerio de Justicia, recibió fondos del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

El centro reconoce la financiación de la universidad pero niega que mantenga esos vínculos con el Pentágono, por lo que recurrió la designación de agente extranjero ante la Justicia.