El lunes empezó la última etapa de la campaña presidencial en Estados Unidos, que se desarrollará en Ohio e incluirá el primer debate entre los dos candidatos, previsto para dentro de dos semanas. El período que arranca será crucial, porque los últimos sondeos de intención de voto muestran una competencia que viene reñida.

La última encuesta publicada el martes por la cadena CNN muestra que entre los “más probables votantes” (los que según concluyen los encuestadores es seguro que irán a votar), Trump tiene una intención de voto de 45%, frente a 43% que alcanza la candidata demócrata, que en los últimos meses había mantenido una cómoda ventaja. Entre los votantes “registrados” el porcentaje se invierte y la ex secretaria de Estado obtiene 44% frente a 41% del republicano. En julio, el mismo estudio mostraba a Clinton a la cabeza por ocho puntos de diferencia.

El repunte de Trump coincide con el cambio en la estrategia de campaña. Desde que el empresario contrató a un nuevo equipo de asesores, hace unas semanas, sus apariciones en público son más disciplinadas: no se sale del guion, dejó de lado los insultos, volvió a habilitar a todos los medios en sus conferencias (antes tenía una lista negra) e intentó reconciliarse con las minorías a las que humilló durante el último año. Estos intentos quedaron reflejados en el viaje que hizo la semana pasada a México para reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto -un encuentro que, en realidad, levantó más polémicas que aplausos- y la visita que realizó a la iglesia de una comunidad negra en Detroit.

Pero un fenómeno nuevo, vinculado directamente con Trump, podría favorecer a la demócrata. Un estudio publicado el martes por el diario estadounidense The Washington Post muestra que el rechazo que genera el empresario en un sector amplio del electorado conservador podría cambiar la votación en estados que tradicionalmente apoyan a los republicanos. Un claro ejemplo es Texas, que no se inclina por un candidato demócrata desde 1976. En este bastión conservador, 46% de los votantes se muestra a favor de Clinton y 45% elige a Trump, según el sondeo de CNN. La demócrata también aparece primera en otros estados “bisagra” -los que de una elección a otra cambian de partido- como Florida o Pensilvania.

A esto se le sumó el respaldo que manifestaron los principales diarios de Texas a favor de la candidata. El miércoles, un editorial del diario Dallas Morning News empezaba con la frase: “Recomendamos a Hillary Clinton para presidenta”. Se trata de la primera vez, en 75 años, que el principal diario de Dallas apoya a un candidato demócrata. El editorial reconoce que la decisión “no fue fácil” y que, a pesar de que el diario es “crítico de la gestión de Clinton con algunos asuntos del pasado”, los valores de Trump “amenazan al conservadurismo” con su retórica “xenófoba, racista y sexista”, por lo que “no hay otra alternativa real”. Unas semanas antes, el Houston Chronicle -otro de los diarios más leídos en Texas- manifestaba su apoyo a Clinton por concebir “un futuro esperanzador, fuerte, próspero y confiado” para el país.

Puertas afuera

Esta semana, en un intento de demostrar quién puede ser el mejor comandante en jefe de Estados Unidos, Trump y Clinton protagonizaron varios cruces. El empresario dio el miércoles un discurso sobre seguridad nacional en el que propuso aumentar el gasto militar, reforzar el número de soldados activos en el Ejército y ampliar la flota naval y aérea del país, entre otros puntos incluidos en una política que tendrá como lema “Paz por medio de la fuerza”. Todo esto se financiará con la eliminación de los recortes al gasto militar impuestos por el Congreso en 2013, una reforma presupuestaria y un incremento de la recaudación fiscal, según explicó.

El equipo de campaña del republicano informó, además, que si Trump gana las elecciones les dará a los generales un plazo de 30 días para que presenten un plan “para derrotar y destruir” al grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Una vez que presentó sus propuestas, el empresario se dedicó a atacar a Clinton: “A diferencia de mi rival, mi política exterior enfatizará la diplomacia, no la destrucción”. Trump acusó a la demócrata de tener “el gatillo fácil” y ser “muy inestable” como para asumir el rol de comandante en jefe. “A veces, parecía que no había un país en Medio Oriente que Hillary Clinton no quisiera invadir”, dijo en referencia a su época como secretaria de Estado. Agregó que su gestión diplomática dejó un legado de “sufrimiento y muerte” en países como Irak, Libia y Siria.

Unas horas después, en un foro organizado por la cadena NBC en el que también participó Clinton, Trump dio a entender que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, es “mucho más líder” de lo que fue Obama durante toda su gestión.

Clinton respondió ayer en la primera conferencia de prensa formal que brinda en nueve meses. La aspirante demócrata empezó por calificar de “insultantes”, “alarmantes” y “antipatriotas” los “elogios” de Trump hacia Putin y dijo que todo lo que dice el empresario demuestra que “no está en absoluto preparado para ser comandante en jefe” de Estados Unidos. Luego, insistió en su propio compromiso por derrotar a EI -una estrategia que analizará hoy con altos cargos de seguridad y defensa de los dos partidos- y agregó que una de sus prioridades será derrotar al líder de este grupo yihadista, Abu Bakr al Baghdadi, al igual que hizo con Osama bin Laden en 2011. “Ese es el tipo de comandante en jefe que yo seré, alguien que nos una en el propósito común de mantener a nuestro pueblo seguro y a nuestro país fuerte”, prometió.

Trump recibió el martes el apoyo de 88 generales y almirantes retirados que, en una carta abierta, defendieron el compromiso del empresario con “la reconstrucción de las Fuerzas Armadas, la seguridad de las fronteras, la derrota a los adversarios supremacistas islámicos y la restauración de la ley y el orden a nivel nacional”. En tanto, la ex secretaria de Estado recibió el apoyo de un total de 95 generales y almirantes retirados que quieren verla como la próxima comandante en jefe del país, según divulgó su equipo de campaña en un comunicado.

En una conferencia de prensa que brindó ayer en Laos, el actual presidente estadounidense, Barack Obama, instó “al público y a la prensa” a seguir los discursos de Trump con atención y a “hacerse preguntas sobre lo que parecen ser ideas contradictorias, desinformadas o completamente locas”. Concluyó: “Tengo confianza en que la gente escuchará lo que él tiene que decir, observará su experiencia o falta de experiencia y tomará una buena decisión”.