La crisis interna que vive desde hace meses el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tuvo un nuevo episodio de tensión el lunes, cuando el secretario general, Pedro Sánchez, anunció su propuesta de convocar a un congreso federal del partido -porque “hay que trasladar el debate a la militancia”- con unas elecciones primarias previas para elegir al nuevo líder.
“Creo que necesitamos debatir, creo que necesitamos votar y creo que, una vez debatido y votado, es muy importante que el PSOE tenga una única voz. No lo que ha ocurrido hasta ahora”, dijo Sánchez el lunes ante la comisión permanente del PSOE, en una reunión que duró cuatro horas. La propuesta de Sánchez será votada el sábado en un comité federal en el que se espera, por las reacciones que desencadenó el anuncio, una votación reñida.
Si la iniciativa del líder socialista es aprobada, las bases elegirán el 23 de octubre a uno de los candidatos a la secretaría general. Por ahora, el único que confirmó su candidatura fue el propio Sánchez, y sus críticos le reprocharon el poco margen de actuación que deja a sus potenciales rivales, que tienen hasta el 11 de ese mes para presentarse. Más adelante, durante la primera semana de diciembre, los delegados en el congreso -seleccionados por las federaciones- elegirán a los miembros de los órganos de dirección y aprobarán el proyecto político e ideológico del PSOE.
El planteo de Sánchez provocó un profundo malestar en el sector crítico del PSOE, y en particular en dirigentes andaluces, madrileños, manchegos y asturianos, que se opusieron a su plan. Los socialistas definieron en abril, a pesar de la negativa de los grandes líderes regionales, que el congreso tenía que postergarse hasta que hubiera gobierno en España. Para Sánchez, las discrepancias internas sobre qué vía debe adoptar su partido respecto de la formación de gobierno son suficientes para modificar esa decisión. El lunes lo dejó claro cuando dijo que era “evidente” que algunos dirigentes consideran que el PSOE debe abstenerse para que gobierne el actual presidente en funciones, Mariano Rajoy, y otros que piensan que el partido ni siquiera debe intentar la formación de un gobierno. Su fórmula, en cambio, es: “No a Rajoy, no a terceras elecciones y sí a un gobierno de cambio”. En su opinión, ese debate se resuelve consultando a los militantes y construyendo nuevos proyectos políticos.
El rechazo a la propuesta de Sánchez tuvo su eco más fuerte en la filial del PSOE en Andalucía, la más numerosa del partido, ya que aglutina a 20% de los miembros del comité federal. Integrantes de la federación andaluza dijeron ayer a eldiario.es que su estrategia para el sábado girará en torno a tres consignas: obstaculizar la posibilidad de que salga adelante la propuesta de convocar el congreso sin que se haya formado el gobierno de España, evitar las terceras elecciones planteando la necesidad de permitir la investidura de Rajoy con una abstención, e impedir que Sánchez sea reelecto como líder del partido.
El nombre de la líder de la federación andaluza, Susana Díaz, fue uno de los que más resonó desde el lunes para rivalizar con Sánchez en las primarias del partido. Ayer, desde Cádiz, Díaz, que no se había pronunciado todavía al respecto, dejó abierta la puerta a una posible candidatura: “Donde crean mis compañeros que soy útil, en la cabeza o en la cola, ahí estaré”.
El secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, había dicho el lunes que “no es el momento de celebrar congresos, sino de asumir responsabilidades políticas”, y que el partido necesita “un congreso de refundación, una vez haya un gobierno”. Según Cornejo, convocar el congreso federal en el mismo mes en que podrían convocarse nuevas elecciones en España daría el mensaje de que el PSOE “tiró la toalla” y está “decidido a unas terceras elecciones”. La portavoz de la federación de Castilla-La Mancha, Cristina Maestre, dijo que “no se puede esconder” la responsabilidad de unos resultados electorales “tan negativos” en un “congreso exprés”, en referencia a los obtenidos en junio por la formación que lidera Sánchez.
Rajoy no quiso entrometerse en los líos internos del PSOE, aunque el lunes, en una conferencia de prensa, aclaró que Sánchez es su único “interlocutor” mientras sea el secretario general del PSOE. Insistió: “Hay unas reglas de juego y unas maneras de comportarse que yo no me voy a saltar nunca”.