“Declaro la pérdida del cargo del diputado Eduardo Cunha por conducta incompatible con el mandato parlamentario”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Rodrigo Maia. Antes, 450 diputados habían votado a favor de la destitución del ex titular de la cámara y sólo diez se pronunciaron en contra.

La abrumadora mayoría que votó a favor de que perdiera su banca de diputado es reveladora del ambiente de la cámara baja y de la previa de la sesión, durante la cual ya se sabía que esta vez Cunha no lograría revertir la situación, como sí lo había hecho en más de una situación adversa. En este caso el escenario estaba tan definido que ni siquiera se planteó que, así como sucedió con la presidenta Dilma Rousseff hace dos semanas, se dividiera la votación para condenar a Cunha a perder su mandato sin inhabilitarlo para ocupar cargos públicos hasta 2027.

En su último discurso ante la cámara baja, Cunha aseguró que estaba “pagando el precio” por “liberar” a Brasil del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT). “Por más que el PT llore, ese gobierno criminal salió gracias a acciones llevadas adelante por mí”, señaló, antes de decir que nadie le va a sacar “el placer de que ese gobierno criminal” se haya terminado. Dijo que por eso su salida es “un trofeo” para el PT.

También aseguró que perdía su banca por motivos ridículos y que, por lo tanto, “cualquier diputado” puede ser destituido por acusaciones “frágiles”. Agregó: “Ninguno de los 117 diputados y 30 senadores investigados va a sobrevivir en este Congreso, todos deberán ser cesados en sus cargos”.

Cunha fue destituido porque se considera que mintió ante sus pares de la Cámara de Diputados cuando dijo que no tenía cuentas en el extranjero. Durante la sesión, que terminó sobre la medianoche del lunes, criticó que se haya considerado como una prueba de que sí las tenía el hecho de que la Justicia lo investigará al respecto. “Les pido que voten según aquello por lo que estoy siendo acusado, no me juzguen por aquello que se dice en la opinión pública, por lo que escucharon decir”, pidió Cunha al cierre de su discurso.

En el PT celebraron su destitución y que la votación en su contra fuera tan amplia. “El resultado es una masacre que muestra que el grupo de Cunha estaba formado por intereses; rápidamente lo abandonaron y lo tiraron a los leones”, dijo el diputado Paulo Teixeira. Para otro legislador, Henrique Fontana, la votación “refuerza la ilegitimidad del impeachment que él comenzó”. Además, Fontana señaló que Cunha representa a un sector amplio dentro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del presidente Michel Temer. Por eso, dijo, la destitución podría repercutir en la interna de ese partido, así como el abandono que sufrió Cunha en la sesión del lunes.

Desde el gobierno no hubo ningún pronunciamiento oficial. Según los medios de Brasil la destitución de Cunha llevó tranquilidad al Ejecutivo de Temer, pese a que el diputado ha dicho públicamente que considera que el gobierno lo abandonó y que no descarta tomar represalias (sin aclarar cómo lo haría). En una entrevista que dio antes de la sesión del lunes, Cunha lamentó que “Michel”, en referencia al presidente, lo haya abandonado pese a que llegó a la presidencia gracias a él, que fue quien aceptó el pedido de impeachment contra Rousseff.

El único de los líderes del PMDB que se pronunció sobre la destitución fue el presidente del Senado, Renan Calheiros, cuyo sector está enfrentado al de Cunha en la interna partidaria. “Quien siembra vientos, cosecha tempestades. Es una ley de la naturaleza”, dijo, antes de agregar que no es “un especialista en Eduardo Cunha” y que le gustaría “ni hablar sobre ese tema”.