El Tribunal Supremo de Reino Unido definió que el plan del gobierno de Theresa May para salir de la Unión Europea (UE) debe ser aprobado por el Parlamento antes de que comiencen las negociaciones. Además, el fallo concluye que el gobierno no tiene que acordar con Gales, Irlanda del Norte y Escocia los términos de su salida del bloque regional. La decisión judicial llegó una semana después de que May planteara ante el Parlamento las 12 prioridades de Reino Unido en las negociaciones.
Los diputados británicos podrán modificar e incluso bloquear los planes del Ejecutivo de May para salir de la UE, tal como exigió en su momento el opositor Partido Laborista, porque la modificación de las leyes británicas puede ser aprobada exclusivamente por el Parlamento, definió ayer el Tribunal Supremo británico en un fallo inapelable. La decisión judicial en primera instancia había sido en el mismo sentido, pero el gobierno lo había apelado, al considerar que por su prerrogativa real podía hacer las modificaciones necesarias para la salida del bloque regional sin el aval del Parlamento.
Una portavoz de gobierno indicó ayer que este anuncio no altera el plazo previsto por el gobierno para iniciar las negociaciones, que se cumple a fines de marzo. “Respetamos la decisión del Tribunal Supremo y presentaremos nuestros próximos pasos en el Parlamento en breve”, agregó. Algunos medios británicos indicaron que la propuesta se presentará la semana que viene.
Esto puede ser un contratiempo para May, que la semana pasada presentó ante el Parlamento algunos puntos de la posición que llevará Reino Unido a las negociaciones, que ahora deberá ser ratificada por los diputados. En esa instancia May informó que su gobierno había optado por la posibilidad de un brexit duro, que deja a Reino Unido totalmente fuera de la UE, incluso de su mercado común. Esta posición es contraria a la que sugerían las autoridades de la UE, que proponían que Reino Unido permaneciera en el mercado común y mantuviera ventajas comerciales y, a cambio, impusiera un control menos rígido de sus fronteras con respecto a los inmigrantes de otros países del bloque europeo. May dijo que se garantizarán los derechos de estos inmigrantes, que podrán permanecer en territorio británico, pero Reino Unido recuperará “el control del número de personas” que ingresan al país porque “no se puede controlar la inmigración cuando hay libertad de movimiento de Europa a Reino Unido”. Ante el Parlamento May también dijo que pretende negociar en simultáneo la salida de Reino Unido de la UE y una nueva relación comercial entre ambos, preferentemente “un nuevo y ambicioso acuerdo de libre comercio”, para que las empresas no caigan en “un precipicio”.
La salida de Reino Unido del mercado único y el hecho de que las autonomías británicas no tengan que avalar el plan del brexit son dos nuevos argumentos para que Escocia busque la independencia, aseguró ayer la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon. Los escoceses están representados en el Parlamento británico -donde ya anunciaron que presentarán enmiendas a la iniciativa gubernamental-, pero las autonomías tenían la esperanza de poder buscar con May un consenso alrededor de una postura para las negociaciones con la UE.
El argumento básico de Escocia es el mismo que el de Irlanda del Norte: los habitantes de esas autonomías votaron mayoritariamente para permanecer en la UE, y forzar su salida sin negociaciones previas con sus gobiernos es una actitud hostil. El presidente del republicano Sinn Féin, Gerry Adams, incluso aseguró que esta actitud puede llevar a “destruir el acuerdo de Viernes Santo” y llamó a que se busque “una nueva Irlanda unida”. Entre otras cosas, la salida de Reino Unido de la UE restablecería los controles fronterizos entre Irlanda e Irlanda del Norte.