“La debilidad que tenemos en este momento es cuando el gerente se somete al dirigente. Ahí nos va mal”, dijo Evo Morales en una entrevista con el diario boliviano El Deber en la que reconoció que existe “microcorrupción” en el gobierno, algo que es difícil de controlar. Según las encuestas, la corrupción y la falta de eficiencia son las críticas que los bolivianos hacen a su gobierno.

El presidente boliviano presentó ayer un nuevo gabinete que incluye cambios institucionales. En la asunción de sus nuevos ministros, Morales hizo hincapié en la lucha contra la corrupción, la eliminación de la burocracia y la necesidad de políticas para terminar con el machismo en Bolivia. Sin embargo, el presidente decidió eliminar la cartera de Transparencia, que pasará a ser una subsecretaría del Ministerio de Justicia, y la de Autonomías -que tenía entre sus objetivos la descentralización de la administración-, cuyas funciones serán absorbidas por el Ministerio de Presidencia. Además, con las designaciones de ayer se instala el nuevo Ministerio de Energía, cuya creación fue anunciada el sábado, con el objetivo de convertir a Bolivia en el “centro energético” de América del Sur.

El cambio de gabinete fue profundo e implica el inicio de una nueva etapa, en la que Morales seguirá buscando ser habilitado para la reelección. En el nuevo Ejecutivo habrá 20 ministros, de los cuales diez son nuevos. Entre los salientes están dos ministros fuertes de la administración de Morales hasta ahora: el de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca, y el de Presidencia, Juan Ramón Quintana. Serán sustituidos por Fernando Huanacuni y René Martínez, respectivamente. En cambio, seguirá siendo ministro de Economía Luis Arce, quien ocupa este cargo desde el primer gobierno de Morales.

El nuevo gabinete de Morales cuenta con menos mujeres e indígenas con relación a los anteriores: cuatro y tres, respectivamente.

Tanto en la presentación del nuevo Ejecutivo como en el discurso ante la Asamblea Plurinacional, con el que celebró un nuevo aniversario de su gobierno, Morales insistió con su voluntad de presentarse a la reelección. Ante los diputados bolivianos, Morales aseguró que “la estabilidad y la continuidad” de su gobierno son una garantía en un país en el que sus antecesores estuvieron en el poder durante un promedio de dos años.

En la entrevista con El Deber, Morales indicó que su “gran problema” no es contar con los votos para ser reelecto, sino ser habilitado para la reelección. El mandatario tiene un índice de aprobación que roza el 60%, pero también hay un fuerte rechazo (que supera el 60%) a un nuevo gobierno encabezado por él. Según las normas actuales, Morales no puede presentarse nuevamente a las elecciones, por lo que su partido, el MAS, se ha dedicado a buscar alternativas. Una de ellas, la del referéndum constitucional, ya fue utilizada en febrero, pero la reforma para permitir la reelección no fue aprobada por los bolivianos.

Ahora el MAS maneja varias alternativas, una de las cuales es convocar a un nuevo referéndum. Otra posibilidad es que Morales renuncie a su cargo seis meses antes de las elecciones de 2019: el oficialismo asegura que eso le permite presentarse a los comicios, mientas que la oposición sostiene que no. En todo caso, el vicepresidente, Álvaro García Linera, ya confirmó que no se presentará para mantenerse en el cargo, por lo que podría ocupar la presidencia si Morales renuncia.