El gobierno del presidente de México, Enrique Peña Nieto, aumentó entre 14% y 20% el precio de la nafta, una medida que empezó a regir a partir del primer día de este mes y que forma parte de una liberalización escalonada de los valores de los combustibles a la que miles de personas se oponen.

Por eso, desde el miércoles, personas en todo el país salieron a las calles para mostrar su descontento por lo que llaman “el gasolinazo”. En algunos casos, también exigían la renuncia de Peña Nieto, el presidente mexicano más impopular de los últimos 25 años. Cuando todavía falta más de un año para que termine su mandato, Peña Nieto terminó de hundir su popularidad al proclamar esta medida.

Las mayores protestas tuvieron lugar en los estados de Jalisco, Puebla, Chiapas, Sinaloa, Nuevo León, Hidalgo, Aguascalientes, Zacatecas, Colima, Chihuahua y el estado de México. En Jalisco, el rechazo al gasolinazo reunió a más de 10.000 personas, entre estudiantes, profesores, sindicalistas, transportistas y líderes de organizaciones sociales, informó el diario mexicano La Jornada. En Chiapas, marcharon más de 8.000 personas.

Hasta la noche del viernes, los disturbios habían dejado seis muertos y más de 1.500 detenidos, según cifras de las autoridades. En Hidalgo, la Fiscalía informó que dos manifestantes fallecieron durante los choques con la Policía mientras bloqueaban una carretera en Ixmiquilpan. Las autoridades intentaron desalojar a los manifestantes pero no lo lograron, y el bloqueo continuaba ayer.

También murió un policía que intentaba actuar contra los saqueos en Ciudad de México, según informó la Secretaría de Seguridad Pública de la capital.

Otras dos personas murieron durante las protestas en Veracruz, uno de los focos con mayores tensiones. Sólo en ese estado, el gobierno desplegó 250 funcionarios de la Policía y de la Gendarmería Nacional, mientras cientos de ciudadanos y propietarios de comercios intentaban prevenir los saqueos con palos y machetes en las manos, de acuerdo con medios mexicanos.

El gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, visitó el viernes uno de los centros comerciales más afectados y entregó vales de compra de 24 dólares a cientos de familias, tal como había prometido el día anterior en un intento de tranquilizar a los trabajadores de los comercios robados. La Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales reportó el sábado saqueos en 423 de esos establecimientos, aunque la Confederación de Cámaras de Comercio subió esa cifra a 800.

Si bien la situación estuvo más calma a partir del viernes de noche, el desalojo de una terminal de almacenamiento de la empresa petrolera estatal Pemex provocó el sábado un enfrentamiento entre manifestantes y las fuerzas de seguridad que terminó con 15 heridos y 70 detenidos. Entre los heridos, ocho eran policías que fueron atropellados por una camioneta mientras hacían una barrera humana para impedir el paso de quienes protestaban.

René Juárez, el subsecretario de la Secretaría de Gobernación (equivalente a un Ministerio del Interior), dijo el fin de semana que la mayoría de las personas que están detenidas por los robos fueron acusadas y puestas a disposición de un juez.

El jueves de noche, Peña Nieto dijo que imponer el aumento de los combustibles fue “una decisión difícil, impopular, pero necesaria” y exhortó a los mexicanos a “entender, o por lo menos escuchar las razones que han llevado a esta decisión” para que el país “pueda hacerle frente a este reto y a otros que se van a presentar a lo largo del año”. El presidente justificó la medida argumentando que “a veces hay que optar por el mal menor”, y explicó: “Lo que el gobierno ha decidido es privilegiar el gasto que se realiza, sobre todo, a acciones y políticas dirigidas a los sectores más vulnerables”. En resumidas cuentas, dijo que el incremento era necesario para mantener la estabilidad económica de México y financiar programas sociales.

Por otro lado, Peña Nieto acusó a partidos opositores y organizaciones sociales de querer “tomar ventaja y aprovechar” esta decisión para “encontrar culpables” y ganar terreno de cara a las elecciones de 2018.

A pesar de las reiteradas justificaciones del presidente -la semana pasada salió a defender la medida públicamente al menos tres veces-, el sábado el reclamo más escuchado en la calle era el que pedía su dimisión.

En tanto, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, dijo que el aumento de los combustibles no impactará en la inflación, lo que contrasta con la opinión de analistas económicos y del propio Banco Central de México, que alertó del riesgo de presiones inflacionarias por la suba de precios.