“Las reglas del juego han cambiado con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Ya no tenemos las manos atadas como en la era de Barack Obama, ahora podemos construir”, dijo a la agencia de noticias AFP el vicealcalde de Jerusalén, Meir Turjeman. Así explicó la decisión de la Alcaldía de aprobar la construcción de 566 viviendas en el este de Jerusalén, un territorio considerado ocupado por la comunidad internacional. Además, proyecta construir, en los próximos años, un total de 11.000 viviendas en ese territorio. La Alcaldía buscaba esta aprobación desde diciembre, pero el primer ministro, Benjamin Netanyahu, pidió a las autoridades locales que esperaran a la salida de Obama del poder. Durante la administración Obama, Estados Unidos planteó su disconformidad a Israel por la construcción de viviendas en territorio ocupado, algo que las autoridades palestinas han reclamado que se suspenda como condición previa a eventuales conversaciones de paz, e incluso permitió que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobara una resolución declarándolas ilegales. En cambio, Trump ha defendido las colonias e incluso manifestó su voluntad de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, reconociendo a esta ciudad como capital israelí, algo que no es aceptado en la comunidad internacional.

La decisión de Israel generó una inmediata reacción del lado palestino: “Es una afrenta al Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente después de la resolución [...] que declara la ilegalidad de los asentamientos”, dijo un portavoz del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas. “Exigimos una rápida reacción”, agregó.

Este es un nuevo avance sobre territorio ocupado del gobierno israelí, que desde diciembre impulsa una ley que declara legales todas los colonias judías que sean construidas, con el objetivo de impedir que el Tribunal Supremo siga ordenando la evacuación de estas edificaciones. Esta iniciativa, que seguramente sea aprobada en el Parlamento israelí, ya que el gobierno cuenta con la mayoría, fue impulsada por el ala más nacionalista del gobierno, el partido Hogar Judío. Esta formación, de la que depende Netanyahu para la supervivencia de su gobierno, pretende también aprovechar la estadía de Trump en la Casa Blanca para anexar al territorio israelí varias colonias que, por su disposición geográfica, dividen el norte y el sur de Palestina. De hecho, en la reunión de ministros que se realizó ayer, Hogar Judío pidió que se apruebe un decreto en este sentido, pero Netanyahu se negó. Argumentó que Trump le pidió, en una conversación telefónica, que no haya “sorpresas” hasta febrero, cuando está previsto que Netanyahu viaje a Washington.

A la salida del encuentro, Netanyahu sí confirmó que levantará las restricciones que había dispuesto su gobierno para limitar la construcción de viviendas en el territorio ocupado de Jerusalén Este, una condición necesaria para que la Alcaldía de Jerusalén pueda concretar su anuncio.