Después de tres semanas de debate, el Parlamento turco aprobó una reforma constitucional impulsada por el presidente Recep Tayyip Erdogan que, justamente, instala un sistema presidencialista en lugar del parlamentario que ha tenido hasta ahora. La reforma debe ser votada en un referéndum que se realizará en los próximos meses -lo más probable, según los medios turcos, es que sea en abril-.
El texto suma poderes ejecutivos a la presidencia; algunos se los quita al Parlamento y otros surgen de la eliminación del cargo de primer ministro. Entre otras cosas, el Parlamento perderá todas las posibilidades de destituir al gobierno, algo que puede hacer actualmente por medio de una moción de confianza. La reforma es respaldada por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo y sus aliados, pero rechazado por la oposición, que señala que Erdogan ha ido reformando las normas turcas para acumular poder en todos los cargos que ha ocupado. Erdogan fue primer ministro en tres oportunidades y, cuando ya no podía seguir siendo reelecto en ese cargo, buscó la presidencia. Además, la oposición denunció que el oficialismo presionó a sus propios diputados para que respaldaran la iniciativa.