Por segunda vez, el presidente de Brasil, Michel Temer, evitó ser sometido a un proceso penal que podría terminar en su destitución. El Plenario de la Cámara de Diputados debía pronunciarse ayer sobre el informe de una comisión parlamentaria que concluyó que no hay pruebas suficientes para habilitar al Supremo Tribunal Federal a juzgar a Temer, a quien la Fiscalía General acusó de asociación ilícita y obstrucción a la Justicia.

Tal como ocurrió en agosto, en una votación similar, quienes estaban a favor de que el presidente fuera juzgado no lograron reunir los 342 votos, la mayoría de dos tercios de la cámara que se necesita para habilitar al tribunal a iniciar el proceso. Ayer 251 diputados apoyaron al presidente y los votos favorables al juicio fueron 233.

Antes de la votación, Temer fue hospitalizado debido a una “obstrucción urológica”. Más tarde, cuando el presidente ya había recibido el alta y los diputados votaban, cientos de personas protestaban en San Pablo para reclamar acceso a la vivienda, al grito de “Fuera Temer”.