Manafort y Gates fueron acusados el viernes por un tribunal federal de Washington, según explicó en un comunicado el fiscal especial a cargo de la investigación sobre la trama rusa, Robert Mueller. Sin embargo, la noticia se dio a conocer ayer, cuando fue publicado el documento del procesamiento, minutos después de que los dos hombres se entregaran al FBI.

Entre junio y agosto de 2016, Manafort, de 68 años, lideró el equipo de campaña de Trump. Dejó de hacerlo cuando tuvo que renunciar por sospechas de que pudo haber recibido millones de dólares en pagos ilegales de un partido político de Ucrania vinculado con el gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin. Desde ese entonces, el ex jefe de campaña estaba bajo la lupa de las autoridades, y en julio el FBI llegó a hacer una redada en su casa. También Gates, de 61 años, trabajó en la campaña de Trump, en su caso como socio de negocios y “segundo al mando” después de Manafort.

El documento judicial publicado ayer informa que los cargos contra Manafort y Gates incluyen “conspiración contra Estados Unidos” y “conspiración para lavar dinero”, haber hecho “declaraciones falsas y engañosas” y no presentar información financiera y de cuentas bancarias en el extranjero. Además, el texto precisa que los dos generaron decenas de millones de dólares en ingresos a partir de trabajos para partidos políticos y líderes ucranianos afines al gobierno ruso. También que lavaron dinero mediante “decenas de corporaciones, asociaciones y cuentas bancarias estadounidenses y extranjeras” para ocultar pagos entre 2006 y 2016, agrega el documento. Ninguno de los cargos está vinculado con el trabajo que desempeñaron para Trump, pero se trata de las dos primeras personas en enfrentarse a la Justicia en el marco de la investigación sobre la posible interferencia del Kremlin en las elecciones de Estados Unidos para favorecer al actual presidente.

Estos vínculos entre Moscú y la campaña republicana ya fueron comprobados por las agencias de inteligencia y seguridad de Estados Unidos semanas antes de que Trump ingresara a la Casa Blanca.

El documento difundido ayer dejó también en evidencia a George Papadopoulos, un ex asesor de política exterior de Trump que reconoció haber mentido a los funcionarios del FBI que le preguntaron sobre sus contactos con un extranjero que afirmaba tener conexiones rusas “de alto nivel”. Este caso sí parece estar directamente relacionado con la trama rusa, ya que esos contactos deberían tener como objetivo obtener “información sucia” sobre Hillary Clinton, la rival electoral de Trump.

Como es habitual, el mandatario se manifestó sobre el tema en Twitter. Dijo que los cargos presentados contra Manafort se refieren a hechos ocurridos “años atrás”, “antes de que Manafort fuera parte de la campaña de Trump”. En otro mensaje, volvió a rechazar –en mayúsculas– que haya alguna “conspiración” con Rusia.

Horas antes, Trump había insistido en la misma red social en que la investigación de Mueller es una “caza de brujas”, y pidió que se “haga algo” contra las irregularidades que, según él, cometió Clinton. A pesar de sus esfuerzos por minimizar la acusación contra Manafort, que uno de sus antiguos hombres de confianza haya sido acusado de cometer múltiples delitos relacionados con simpatizantes de Vladimir Putin no deja bien parado al mandatario, que no ha logrado dejar atrás la sombra de esta trama desde que asumió su cargo.