El presidente argentino, Mauricio Macri, reforzado por el resultado de las elecciones legislativas del 22 de octubre, brindó ayer su esperado discurso acerca de las reformas que pretende llevar adelante en la segunda parte de su período de gobierno. El acto estuvo repleto de grandes frases y titulares para las nuevas políticas, pero careció de anuncios concretos sobre las reformas.

El Centro Cultural Kirchner lucía muy diferente a lo habitual en el mediodía de ayer, con decenas de vallas que lo rodeaban en un radio de una cuadra. Las vallas buscaban evitar que llegara al lugar la movilización convocada por varios sindicatos y organizaciones sociales como Barrios de Pie y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Estas agrupaciones pidieron la semana pasada que el gobierno las incorporara al encuentro, argumentando que reúnen a muchos trabajadores informales y jubilados y que, por lo tanto, debería convocarlas a este diálogo. No recibieron ninguna respuesta.

Poco se sabía de los nombres y apellidos de la lista de invitados, aunque se había adelantado que estarían presentes los máximos referentes del empresariado y la industria argentina, así como los representantes de los sindicatos moderados. Entre los pocos nombres que trascendieron están los de Luis Miguel Etchevehere, titular de la Sociedad Rural Argentina, Héctor Magnetto, director ejecutivo del Grupo Clarín, Héctor Daer, uno de los tres titulares de la Confederación General del Trabajo, y Guillermo Pereyra, sindicalista petrolero y contraparte de los empresarios en el yacimiento de Vaca Muerta. También asistieron prácticamente todo el gabinete de Macri y casi todos los gobernadores, así como varios referentes del Congreso y del Poder Judicial. La excepción fue el jefe del bloque kirchnerista en la Cámara de Diputados, Héctor Recalde, quien dijo que no quería ir para “no prestarse a la foto” y porque se trataba de “un informe, no un diálogo ni un debate”.

“Paquete de reformas” ha sido la frase clave desde que Macri convocó a este encuentro, después de su última victoria electoral. “Los convoco a lograr entre todos consensos básicos [...] Tenemos que avanzar en reformas donde cada uno ceda un poco”, aseguró ante cientos de personas en uno de los salones del Centro Cultural Kirchner. El gobierno había presentado su convocatoria como un diálogo nacional; sin embargo, no sólo dejó afuera a varios sectores sino que Macri fue el único que contó con la palabra, y lo hizo durante 44 minutos sin interrupciones.

El presidente pidió que el “diálogo fluya” y dialogar “con la verdad, la buena fe y sin doble discurso”, dejando de lado “las etiquetas”. Utilizando un lenguaje muy parecido al de la campaña electoral, el presidente aseguró que “detrás del miedo al cambio hay una mirada reaccionaria y conservadora” y dijo que “no hay excusas para no animarse”.

Macri anunció reformas en tres ejes y presentó titulares en cada una de esas líneas. El primer eje fue la responsabilidad fiscal, la inflación y el empleo. “No podemos gastar más de lo que recaudamos”, dijo el presidente de un país que terminó el año pasado con un déficit fiscal de 4,6% del Producto Bruto Interno y que ha emitido deuda en varias ocasiones en los últimos meses. Agregó que esa política no se aplicará sólo al gobierno nacional sino también a cada una de las provincias.

En el mismo paquete el presidente incluyó otras dos medidas económicas: la lucha contra la inflación y la cuestión tributaria. Acerca de la inflación, dijo que es necesario que siga bajando y que se deben tomar las medidas necesarias para evitar que esta pueda ser utilizada como un “instrumento político”, sin aclarar a qué se refería. Sobre la política tributaria, dijo que el gobierno presentará el miércoles una iniciativa de reforma que abrirá el intercambio con “todos” los sectores en busca de establecer un sistema impositivo que sea “equitativo y sustentable”. Como último punto en este apartado, Macri también mencionó la evasión fiscal y consideró que es necesario tomar medidas para reducirla. No aclaró si las eventuales medidas apuntarán a reprimirla con sanciones más duras o de condonarlas, como sucedió con el blanqueo de capitales promovido al comienzo de su gobierno.

El segundo eje del gobierno es el del empleo. “Creemos en el trabajo como eje del proyecto de vida de las personas”, dijo Macri, antes de asegurar que si los argentinos quieren salir de la pobreza es necesario “crear más y mejores trabajos”. Para eso, indicó, su gobierno se propone adoptar medidas dirigidas a fomentar el empleo formal.

En este ítem el presidente no ahorró palabras para referirse a dos de los sistemas dedicados a proteger los derechos de los trabajadores y que actualmente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos investiga si el gobierno quiere afectar: los sindicatos y la justicia laboral. Sobre los primeros, dijo que no es posible que haya tantos en el país y que sería mejor que hubiera pocos y más poderosos; acerca de lo segundo, manifestó: “Vamos a seguir combatiendo la mafia de los juicios laborales [que es] enemiga de la creación de empleo. Hay pocas cosas que sean más importantes que esta para ayudar a crear trabajo”. El presidente enmarcó todos estos lineamientos en la idea de “generar las condiciones necesarias para las empresas”.

El último eje fue “República y calidad institucional”, y en este sentido Macri se comprometió con “construir un Estado que no esté al servicio de los políticos, funcionarios y gremios”. Repartió críticas a todos los sectores, pero se dirigió en particular a los otros dos poderes, el Legislativo y el Judicial: los criticó por hacer contrataciones en exceso y les exigió que reduzcan su número de funcionarios. “Hay legisladores con más de 80 empleados”, fue una de las frases que más resonaron después de que su discurso había terminado, pero ni él ni los principales medios argentinos dieron indicios de a quiénes se refería.

Sin concreciones

El mandatario no fue específico acerca de sus propuestas, pero tanto La Nación como Clarín ya habían adelantado algunas iniciativas de reforma del Ejecutivo. Citando fuentes cercanas al gobierno, Clarín informó que Macri hará reformas del sistema de jubilaciones para favorecer la creación de empleo, entre otras cosas, estableciendo un mínimo a partir del cual las empresas deben pagar aportes patronales. Otras iniciativas que se han mencionado en estos días refieren a aumentar la licencia paternal, a beneficios para que las empresas blanqueen a sus trabajadores, al cobro de IVA a empresas prestadoras de servicios por internet radicadas en el extranjero (como Netflix), a corregir el precio del transporte público y a subir los impuestos sobre refrescos, cigarrillos y bebidas alcohólicas.

Por su parte, La Nación coincidía con estos anuncios y agregaba otros, como una reforma del Ministerio Público Fiscal y otra de la educación. Además, el diario informaba acerca de una próxima reforma electoral que incluiría la implementación del voto electrónico y el fin de la ley de lemas, que tendría como efecto una reducción del fraccionamiento dentro de los partidos.