En los últimos días, Abuelas de Plaza de Mayo organizó varias actividades en el Centro Cultural Kirchner por sus cuatro décadas de militancia. El acto central, celebrado en la noche del jueves, se vio interrumpido por un anuncio. “Hoy encontramos otra nieta”, leyó Estela de Carlotto, rodeada por personas de todas las edades que empezaron a aplaudir y a saltar de la alegría.

A continuación, la dirigente leyó un comunicado que después se publicó en la página web de la organización: “Abuelas de Plaza de Mayo tiene la inmensa alegría de comunicar la restitución de la hija de Lucía Rosalinda Victoria Tartaglia”, comienza el texto, que luego repasa la vida de Lucía, una joven de La Pampa que estudiaba derecho en La Plata y militaba en la Juventud Universitaria Peronista. Lucía fue detenida el 27 de noviembre de 1977, cuando tenía 24 años, y durante un año no se supo nada de ella. En noviembre de 1978 su hermano, Aldo, recibió una carta que ella había escrito meses atrás, en la que le decía que estaba detenida, y luego una segunda, en la que revelaba que estaba embarazada y que esperaba dar a luz a comienzos de 1979. En ese entonces, la búsqueda de la familia fue infructuosa y no volvieron a ver a Lucía ni a saber de su hija, que hoy tiene 38 años.

Tras el regreso a la democracia, la familia consiguió averiguar que Lucía estuvo detenida en los centros clandestinos de detención conocidos como Club Atlético, El Banco y El Olimpo. De este último fue trasladada para que diera a luz. Su desaparición fue juzgada en 2011 en un proceso contra 14 represores por los crímenes cometidos en esos centros de detención.

Como en otros casos, el Banco Nacional de Datos Genéticos tuvo un papel fundamental en la recuperación de la identidad de la hija de Lucía. La familia entregó muestras que luego fueron cotejadas con las que ella brindó voluntariamente en el marco de una investigación judicial por las dudas que existían sobre su identidad.

En el comunicado, Abuelas de Plaza de Mayo celebró que recuperara su identidad y manifestó: “Gracias a la perseverancia de nuestra búsqueda y de todo el movimiento de los Derechos Humanos, hoy la nieta 125 puede conocer la verdad sobre su origen”.

La familia de Lucía también festejó la noticia, que le llegó por medio de un llamado de Carlotto en la tarde del viernes. “Ahora somos una familia completa, sólo me resta encontrar los restos de mi hermana, y sé que los voy a encontrar”, dijo Aldo Tartaglia en una conferencia en La Pampa. Allí también lamentó que su madre, María, haya fallecido antes de conocer a su nieta, ya que fue “la que más peleó por recuperar su identidad”.

En una comparecencia junto al gobernador pampeano, Carlos Verna, Tartaglia mencionó que la hija de Lucía fue encontrada “en el contexto de una política destinada a menoscabar las políticas de derechos humanos” que incluyó el “desmantelamiento de la unidad de búsqueda de niños apropiados”. Tartaglia también aseguró que ahora en su familia sólo se piensa “en el encuentro”, y agregó: “Siempre hubo un lugar vacío y estamos ansiosos por verla, aunque aún no tenemos información de cuándo llegará ese momento”.

La identificación de la hija de Lucía llegó durante los actos por los 40 años de lucha de Abuelas de Plaza de Mayo, un ciclo que comenzó el 22 de octubre, día en el que en Argentina se celebra el Día Nacional por el Derecho de la Identidad, instituido por el Congreso en 2004. La fecha se eligió porque ese fue el día en el que Abuelas de Plaza de Mayo hizo su inscripción formal, pero su lucha había comenzado antes, pocas semanas después del golpe del 24 de marzo de 1976.

En el marco de estas conmemoraciones, cinco nietos recuperados hicieron este sábado la recorrida guiada que se organiza el cuarto sábado de cada mes en la ex Escuela de Mecánica de la Armada, conocida como la “Visita de las Cinco”. Los cinco nietos recuperados dijeron en la recorrida que su presencia allí era una manera de homenajear a las abuelas que los encontraron y solidarizarse con su lucha.

La organización de derechos humanos está en una fase de renovación generacional en la que los jóvenes, en particular los nietos recuperados, son una pieza fundamental. “Mientras haya una abuela, ella va a hacer lo que hay que hacer, pero tenemos un grupo de gente joven a la que estamos enseñando y, cuando ya no queden abuelas, ellos se van a hacer cargo. Esto no termina hasta que no se encuentre el último nieto”, dijo al diario español El País la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Tarlovsky de Roisinblit, de 89 años.

Se trata mayoritariamente de hermanos de nietos que todavía no fueron encontrados que están involucrados en el trabajo de la institución desde su infancia, cuando sus abuelas los llevaban a las reuniones. Se han ido sumando los nietos recuperados y conforman un gran grupo de personas de una edad que ronda los 40 años que cada vez se encargan más de las cuestiones del día a día, de la organización de la agenda, de las charlas en las escuelas y de otras tareas cotidianas de Abuelas de Plaza de Mayo. “Ellas dicen que somos los nietos que las vamos a reemplazar, pero también dicen que mientras haya una abuela, manda la abuela. Y es así”, dijo en entrevista con Página 12 Manuel Gonçalves. Él fue, en 2014, el primer nieto en incorporarse a la comisión directiva de la organización, lo que implicó cambiar su estatuto para que no fuera una condición excluyente la de ser una abuela en busca de un nieto.