Nicaragua se adhirió al Acuerdo de París sobre el cambio climático, dos años después de abstenerse de firmarlo por considerar que los estándares para reducir emisiones contaminantes no eran suficientemente estrictos con los países más ricos. El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, manifestó el lunes en un comunicado que firmó el documento de adhesión el fin de semana y mostró su voluntad de “unir esfuerzos” para “detener y reducir los altos niveles de contaminación que envenenan el planeta”.

A la vez, Ortega argumentó que su gobierno decidió esta vez sumarse al pacto, “a pesar de no ser el acuerdo ideal” porque “es el único instrumento que permite en la actualidad” una “unidad de intenciones y esfuerzos” global en torno al cambio climático.

Con la adhesión de Nicaragua, los únicos países que quedan afuera del acuerdo son Siria y Estados Unidos. Al igual que Nicaragua, Siria se negó a firmarlo en diciembre de 2015, cuando lo hicieron los demás 195 países reunidos en la capital francesa. En aquella ocasión, Estados Unidos se adhirió, cuando el ex presidente Barack Obama todavía gobernaba el país. Sin embargo, en junio, el actual mandatario estadounidense, Donald Trump, anunció que el país se retiraría del acuerdo, tal como lo había prometido en su campaña presidencial, para “ayudar” a las industrias de petróleo y carbón nacionales y a la generación de empleos.

El Acuerdo de París es el primero de este tipo con alcance global y pretende sustituir, para 2020, al Protocolo de Kioto, vigente desde 2005 en 187 países. Mientras este último pacto pretendía reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global, el de París tiene como objetivo mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales.