Adolfo Pérez Esquivel, hombre que ha acompañado las luchas por verdad y justicia y que siempre tuvo confianza en el protagonismo de los pueblos, galardonado con el premio Nobel de la Paz en 1980, se presentó delante de la multitud de periodistas que colmaba el foyer del aula Paolo VI, en Ciudad del Vaticano, al final de la primera sesión de la conferencia “Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y para el desarme integral”, convocada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
“Estamos acá para discutir problemas que hay que resolver lo más pronto posible a través del diálogo y no de la confrontación armada. Para eso vamos a ver cuáles son las líneas de acción que pueden surgir de ese encuentro, pero organizaciones como Naciones Unidas ya nos llamaron a reflexionar sobre esos temas, porque la perspectiva que se presentaría sería la de un desastre para la humanidad y, de hecho, eso también es un crimen de lesa humanidad”, dijo Pérez Esquivel.
La reunión de expertos, representantes de la sociedad civil, estados y organizaciones internacionales, así como exponentes del mundo académico, tuvo lugar viernes y sábado. Tenía como objetivo entablar “un exhaustivo debate” sobre varios asuntos y se reservaba “un espacio específico para el tema de las armas nucleares”.
El activista argentino, que participó con la ponencia “Por el desarme de la injusticia”, hizo un llamado al diálogo y se refirió directamente a las tensiones que están atravesando Corea del Norte y Estados Unidos: “Creo que hay que poner frenos a la locura del poder de todas las partes, no sólo de Corea del Norte, sino de aquellas grandes potencias que disponen de armamentos nucleares que son una amenaza para el mundo. Repito que lo mejor es apuntar al diálogo y levantar las muchas sanciones que se han aplicado a Corea del Norte; esto ha generado más tensión. En lugar de sancionarlos, hay que tratar de buscar caminos de cooperación”.
“Hay que terminar con eso cuanto antes y hay que desarmar la conciencia armada. Si no se desmonta ese espacio, la tensión va a seguir creciendo. No puede ser que [el presidente estadounidense, Donald] Trump diga que van a destruir Corea del Norte; es una locura total, es abuso del poder. Al mismo tiempo, Corea debe saber que cualquier paso que dé con las armas nucleares es la autodestrucción de la humanidad”, dijo Pérez Esquivel.
Interrogado por la prensa internacional sobre la utilidad y los alcances de estas reuniones internacionales, destacó la importancia de los diferentes puntos de vista y de la síntesis que se puede alcanzar cuando se apunta a la discusión y cuando los pueblos toman sus destinos con sus manos: “De una conferencia no pueden surgir soluciones finales, pero sí aportes importantes; de acá pueden salir caminos alternativos para llegar a restablecer el equilibrio entre los pueblos, porque los pueblos siempre son espectadores y deberían ser protagonistas y constructores de su propia vida e historia. Cuando está el protagonismo de los pueblos, las cosas empiezan a cambiar”.
En una breve entrevista con la diaria, el diálogo derivó en la situación en Argentina, donde la confrontación entre el gobierno y los movimientos sociales crece y donde la semana pasada el juez Eugenio Zaffaroni y otros intelectuales y exponentes de organizaciones civiles hicieron un llamado a defender la democracia. Al respecto, Pérez Esquivel dijo que “la democracia no se regala y no es la ausencia del conflicto”, sino que “significa derecho e igualdad para todos, y eso en Argentina no existe”, tal como sucede “en muchos países: Brasil, Chile, Paraguay o Colombia”. Agregó que “la democracia es una construcción que tienen que hacer los pueblos” y que “está siempre en peligro, aun más si se violan los derechos humanos”, porque así es como “se debilita y deja de ser democracia, transformándose en gobierno autoritario”.
Acerca del gobierno de Mauricio Macri, Pérez Esquivel opinó que su “perfil” es el de “un gobierno autoritario que impone políticas neoliberales con represión y que no quiere dialogar”. Citó como ejemplo el caso de la líder de la organización Tupac Amaru, Milagro Sala, presa desde enero de 2016: “La condenaron antes de juzgarla y luego empezaron a abrirle causas para justificar su detención. Están destruyendo todo el trabajo que hizo en años en bien del pueblo”. También recordó el caso de Santiago Maldonado, “un joven que fue a apoyar a los mapuches y que luego desapareció”, y subrayó: “Eso no puede suceder en un gobierno democrático, así como no son justificables la represión a los trabajadores o el ingreso de la Policía a escuelas y universidades violando la autonomía de esas instituciones”. El gobierno de Macri “privilegia el capital financiero sobre la vida del pueblo”, dijo, antes de señalar que “esto es grave porque no es democracia; favorece a un pequeño grupo de empresarios muy ricos cada vez más ricos, a costa de pobres cada vez más pobres”.
Pérez Esquivel dijo a la diaria que la única solución para enfrentar la situación argentina actual es el empoderamiento del pueblo. “Tenemos que trabajar para generar conciencia y tenemos que hacerlo desde la educación, en las universidades y en los barrios. Lo que es importante es preservar la memoria, no para quedarse en el pasado, sino para iluminar el presente. El pueblo, las organizaciones, y las iglesias también, deben funcionar como anticuerpos. Esperemos que eso pueda tener un resultado; siempre tenemos que trabajar con esperanza”, concluyó.