El príncipe heredero del trono de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, dijo que el suministro de armamento por parte de Irán a milicias hutíes en Yemen es un acto de “agresión militar directa”, dos días después de que un misil balístico fue interceptado en Riad. El gobierno iraní negó las acusaciones, pero la tensión creció ayer cuando nuevos proyectiles cayeron en territorio saudita y, esta vez, cuatro personas fueron heridas.

La fuerza aérea saudita interceptó el sábado un misil balístico cerca del aeropuerto de Riad, al norte de la capital, y evitó que causara daños. Los restos del misil cayeron en una zona deshabitada. Los investigadores concluyeron horas después, en un informe, que el proyectil había sido fabricado en Irán y que había sido lanzado por los hutíes de Yemen, una milicia chiita que cuenta con apoyo iraní. Desde 2015, Arabia Saudita lidera una coalición militar que combate a los hutíes en Yemen.

Las conclusiones del informe provocaron el malestar del príncipe heredero del trono de Arabia Saudita, que el lunes afirmó que la provisión de armas al movimiento hutí es un acto de “agresión militar directa” y “constituiría un acto de guerra contra el reino”.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Adel al Yubeir, advirtió que su país se reserva el derecho a responder a las “acciones hostiles del régimen iraní” en “la forma y el tiempo adecuado”. El funcionario agregó en Twitter que su país no permitirá “ninguna violación a la seguridad nacional” y acusó a Irán de “patrocinar” a los hutíes y utilizarlos como “una herramienta terrorista para destruir Yemen”.

En respuesta al ataque, Arabia Saudita cerró todos los accesos aéreos, terrestres y marítimos que la conectan con Yemen. Esta medida probablemente agrave la crisis humanitaria que vive Yemen y que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha dejado a siete millones de personas al borde de la hambruna y a 900.000 personas infectadas con el virus del cólera.

En la tarde de ayer, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, pidió a Arabia Saudita levantar el bloqueo para “permitir y facilitar un acceso humanitario seguro, rápido y sin trabas a las personas que lo necesitan”. A su entender, cualquier nuevo impacto en la entrada de alimentos y combustible en Yemen “podría revertir los recientes éxitos a la hora de mitigar la amenaza de hambruna” en el país.

Además, el Ministerio del Interior saudita ofreció 30 millones de dólares a quien comparta información que pueda conducir a la captura del máximo dirigente de los hutíes, Abdel Malik al Huti, y hasta 20 millones de dólares por datos que permitan la detención de otros 39 rebeldes.

En tanto, el gobierno iraní negó haber tenido algo que ver con el lanzamiento del misil. En este sentido, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Qasemí, dijo en un comunicado que las acusaciones de Arabia Saudita son “inadmisibles, irresponsables, destructivas y provocadoras”, e insistió con que los hutíes de Yemen actúan de forma “independiente”. Agregó que, como la guerra de los sauditas en Yemen “no ha podido alcanzar sus malvados objetivos”, Riad opta por hacer “acusaciones falsas e infundadas”.

La postura oficial fue reforzada por el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní, encargado del programa de misiles de Teherán, que aseguró que Irán no tiene “la posibilidad de transferir misiles a Yemen”.

La escalada de la tensión aumentó ayer, cuando cuatro civiles resultaron heridos por la caída de nuevos proyectiles en la ciudad de Nayrán, al sur de Arabia Saudita y cercana a la frontera con Yemen, según informó el portavoz de la Defensa Civil regional, Abdeljaleq al Qahtani, en un comunicado. El proyectil hirió a una mujer saudita, a su hija y a dos hombres de nacionalidad india, que fueron trasladados al hospital para recibir tratamiento, agregó el vocero.