“Hora de decidir” se tituló la columna que el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso publicó el domingo en los diarios O Globo y O Estado de São Paulo. Allí, Cardoso insta a su Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) a decidir su salida del gobierno liderado por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del presidente Michel Temer.

“O el PSDB desembarca del gobierno en la Convención de diciembre [...] o su confusión con el PMDB dominante lo convertirá en un coadyuvante en la pelea por la sucesión”, indica el ex presidente brasileño en el texto en referencia a las elecciones de 2018.

Cardoso señala que en Brasil hay actualmente un “clima de descreimiento y de desánimo” y que los partidos deben soportar “las marcas de lo que aconteció en los últimos años”, y enumera: “Ni el Partido de los Trabajadores [PT] se librará de los muchos errores que cometió y de las ilusiones que enterró, ni el PMDB se sacudirá el polvo de haber formado parte no sólo de la onda petista sino también de sus errores, ni el PSDB dejará de pagar por haber dado la mano al gobierno de Temer y por tenerla chamuscada por acusaciones”.

Además de diagnosticar el panorama político, Cardoso opina acerca del escenario electoral y considera que al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se le puede ganar porque el PT está muy enfocado en “sus trincheras originales”, especialmente en los trabajadores y los movimientos sociales. Además, sostiene que el PMDB “no parece tener un equipo pronto para disputar” la presidencia.

Al referirse al PSDB, considera que el partido ya cumplió con su responsabilidad de apoyar al gobierno durante la “transición política” y que ahora debe hacer un mea culpa y retirarse antes de las elecciones, para también “juntar las facciones internas y dirigir el fuego a los adversarios externos”.

Esta postura refleja una división que hay dentro del PSDB desde que Temer llegó al poder, en 2016, en torno a si se debe formar parte del gobierno. Los senadores Aécio Neves y José Serra representan a los sectores que sí quieren hacerlo, mientras que Cardoso está al frente de quienes consideran que no es la mejor decisión.

Con Cardoso coincide el PSDB de San Pablo, el más grande del país, representado por el gobernador Geraldo Alckmin.

Cada tanto se generan pujas de poder entre ambas partes, por ejemplo, cuando la detención de Neves obligó al PSDB a elegir a un nuevo presidente, que todavía permanece en el cargo. La elección de Tasso Jereissati fue una victoria de Cardoso, y desde ese entonces el nuevo presidente del PSDB promueve la salida del gobierno de Temer. De hecho, Jereissati logró lanzar una serie de videos en los que diferentes diputados y senadores reconocen que “el PSDB erró” al seguir respaldando al gobierno de Temer después de las denuncias de corrupción en contra del presidente, pero luego tuvo que retirarlos por la presión del sector favorable al gobierno.

La columna de Cardoso fue leída como un llamado a la acción por la dirección del PSDB en San Pablo, que ya anunció que este fin de semana aprovechará la convención estadual del partido para reclamar la salida del PSDB del gobierno. En esta línea, Alckmin dijo ayer que el PSDB “no precisaba participar en el gobierno para ayudar a Brasil o para aprobar las reformas” que considera que son buenas para el país.

Las palabras de Cardoso cayeron mal en todo el Ejecutivo y, en particular, “irritaron” a Temer, que las atribuyó exclusivamente a intereses electorales, informaron varios medios brasileños, citando fuentes cercanas al presidente. Más tarde, la asesoría de prensa de la presidencia emitió un comunicado, según el cual, “el presidente de la República no está irritado” y “no hizo ningún análisis sobre ese artículo”. Después de eso, O Estado de São Paulo y la cadena O Globo reiteraron la información inicial acerca de la molestia del presidente.

Uno de los líderes de la bancada oficialista en la cámara baja, Beto Mansur, del Partido Republicano Brasileño, dijo que el de Cardoso fue un discurso “vacío”, y que “es preciso recordarle a Cardoso que, como ex presidente, él no tiene que pensar en la próxima elección, sino en la próxima generación”.