João Doria, alcalde de San Pablo y uno de los precandidatos a la presidencia de Brasil del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), abogó por conformar un frente común “anti-Lula” con otros partidos, en lo que calificó de una alianza “de centro”. Doria propuso adoptar esta medida para evitar que las elecciones de 2018 sean definidas entre el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, y el diputado y militar Jair Bolsonaro, del Partido Social Cristiano. Después de un encuentro con empresarios de la Federación de Industrias del Estado de Río de Janeiro, Doria definió a Lula y Bolsonaro como representantes de la izquierda y la derecha “radical”. Agregó que “la hora es ahora”, porque empezar las conversaciones en abril sería demasiado “tarde”. Consideró que “es muy triste para Brasil” tener “apenas esas dos opciones”.

Doria hizo estas declaraciones mientras el PSDB maneja varios nombres para las presidenciales, entre ellos el suyo, el del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, y el del senador y ex candidato Aécio Neves, que todavía no está descartado, pese a las investigaciones de corrupción que enfrenta. A su vez, en el Partido del Movimiento Democrático Brasileño permanece la duda de si presentarán una candidatura propia, y en ese caso, quién sería el candidato.

Hasta ahora, ningún partido ha reconocido abiertamente negociaciones formales para conformar las alianzas que son tradicionales en los comicios brasileños.

Las declaraciones de Doria llegaron después de que dos encuestas mostraran que Lula encabeza las preferencias para las elecciones de 2018 junto a Bolsonaro. La última, elaborada por Ibope y publicada por O Globo, concluyó que Lula cuenta con 35% o 36% de intención de voto, seguido por Bolsonaro, con entre 15% y 18%. Si el candidato del Partido de los Trabajadores no fuera Lula sino el ex alcalde de San Pablo Fernando Haddad, Bolsonaro pasaría a encabezar las encuestas en un empate con Marina Silva, de Rede Sustentabilidade. Bastante detrás quedan los nombres que maneja el PSDB. Analistas consultados por los medios brasileños señalaron que los viajes de Lula y Bolsonaro en el interior del país han permitido que se hagan conocidos, y que por eso cuenten con un mayor apoyo.

Esta semana Lula terminó su segunda gira por el interior del país en un acto junto a la ex presidenta Dilma Rousseff. En este caso, se trató de una recorrida por 20 ciudades del estado de Minas Gerais en las que Lula se presentó como candidato presidencial, criticó al gobierno –al que acusó de estar “destruyendo” el país– y denunció que es un perseguido político por las causas judiciales que hay en su contra. Por su parte, Rousseff aseguró que es necesario “resistir y luchar”.