Los partidos de la oposición en Guinea Ecuatorial no reconocen los resultados de las elecciones legislativas celebradas hace diez días, debido a las irregularidades que, a su entender, se registraron durante la jornada electoral y los días previos. Los resultados finales revelan un triunfo aplastante del gobernante Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) y del actual presidente, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, en el poder desde 1979.

La coalición de izquierda Juntos Podemos y el partido Ciudadanos por la Innovación (CI) fueron las únicas formaciones opositoras que se presentaron a las elecciones del domingo 12, en las que los ciudadanos de Guinea Ecuatorial votaban para renovar los escaños del Parlamento y los gobiernos municipales.

Ese mismo día, el portavoz de la Junta Electoral Nacional (JEN), Clemente Engonga Nguema Onguene, anunció que si bien los resultados oficiales serían publicados más adelante, las primeras cifras adjudicaban una victoria al oficialismo con 98% de los votos.

El anuncio activó las alarmas de la oposición, que no demoró en rechazar los resultados de un proceso que consideró “fraudulento” y adelantó que, una vez que termine el conteo, presentará un recurso ante la Justicia. “En otras elecciones ha habido fraude, pero nunca se había visto algo así en Guinea Ecuatorial. Lo que se está haciendo ahora es un escándalo”, aseguró Gabriel Nsé Obiang Obono, dirigente de CI.

En el mismo sentido, uno de los dos líderes de Juntos Podemos, Andrés Esono, afirmó que para la coalición “no hubo elecciones”, por lo que “los resultados no son válidos”. Por eso, explicó, pedirán “la anulación y la repetición de las elecciones”.

Los resultados oficiales fueron publicados finalmente el viernes. No sorprendieron a nadie: al igual que en las legislativas de 2013, la oposición consiguió sólo un escaño en la Cámara de Representantes, mientras que los 99 restantes serán ocupados por el partido del presidente. En tanto, en el Senado, los opositores perdieron el único escaño que tenían, por lo que el PDGE controlará la totalidad de la cámara alta en la próxima legislatura. Otra diferencia es que el escaño en la Cámara de Representantes esta vez cambia de manos y pasa de Convergencia para la Democracia Social (CPDS) a CI, aunque su líder, Nsé Obiang Obono, no podrá ser diputado, ya que se lo impide la Justicia, tras un proceso que él califica de “inhabilitación política ilegal”.

La victoria del oficialismo fue todavía más arrolladora en la elección de autoridades municipales: ni una sola alcaldía del país será gobernada por políticos opositores.

Lo que denuncian Juntos Podemos y CI es que, durante la jornada electoral, no había papeletas de la oposición en las mesas y muchos de sus simpatizantes recibieron intimidaciones. Además, aseguran que los centros electorales abrieron de madrugada y cerraron antes de la hora establecida de apertura, en un intento por impedir el voto contrario al oficialismo. Las dos formaciones pidieron a la comunidad internacional “que se implique”, porque, en palabras del líder de Juntos Podemos, “en la práctica ningún recurso sirve para nada” en el país. Agregó: “Los tribunales no son independientes. Los magistrados son al mismo tiempo militantes del partido que está en el poder”.

El presidente de Guinea Ecuatorial, Obiang, opinó que las elecciones demostraron que los ciudadanos están “cultivando” lo que denominó “un ensayo democrático”, aunque lamentó que algunos fomenten la violencia, apuntando directamente a los militantes de CI, a los que acusó de protagonizar manifestaciones violentas durante la campaña electoral.

Contra los contras

Las denuncias de la oposición van más allá de lo propiamente electoral. La semana pasada, Juntos Podemos informó que un interventor electoral de su partido que fue arrestado el día de las elecciones “continúa detenido” y “no se sabe dónde está”.

La alianza explicó en un comunicado que Diosdado Esono Nzang, encargado de controlar la votación en una mesa de Bata –la segunda ciudad más grande del país–, fue arrestado por las fuerzas de seguridad, acusado de “haber roto una urna” ante “la imposibilidad de interrumpir el cúmulo de irregularidades que se estaban produciendo”. Agregó, a la vez, que “el resto de los interventores de la coalición que tuvieron problemas con los militares en el transcurso de la ‘jornada electoral’ fueron puestos en libertad el mismo domingo”.

La denuncia de Juntos Podemos se da en el marco de detenciones arbitrarias de opositores al gobierno de Obiang, que han sido denunciadas por varias organizaciones internacionales. Uno de los casos recientes que generaron mayor repercusión fue el del ilustrador Ramón Nsé Esono Ebalé –cuyo nombre artístico es Jamón y Queso–, en setiembre. El artista ecuatoguineano vivía desde hacía años en Paraguay y viajó al país africano a fines de agosto.

El dibujante fue detenido en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, cuando salía de un restaurante en compañía de dos ciudadanos españoles, que fueron liberados poco después. Las autoridades lo acusan de falsificación y blanqueo de dinero, pero en su entorno afirman que se trata de un “montaje” y que, en realidad, está preso por animarse a criticar al gobierno de Teodoro Obiang en sus trabajos.

De hecho, durante el interrogatorio al que se lo sometió en la División Antiterrorista y de Actividades Peligrosas de la Policía, se le preguntó por sus dibujos y, en concreto, por la novela gráfica La pesadilla de Obi, publicada en 2014, en la que denunciaba, entre otras cosas, los abusos contra los derechos humanos cometidos por el Estado, la desigualdad económica en el país y el miedo de la población a pronunciarse contra el gobierno. En concreto, el artista representa a un dictador africano –claramente inspirado en Obiang– que se despierta un día convertido en un ciudadano normal y sufre todas las peripecias propias de un régimen corrupto, asistiendo a prácticas de torturas en la cárcel. También solía publicar cómics críticos hacia el presidente y otros miembros del gobierno en su blog Las locuras de Jamón y Queso, cerrado a la fuerza en 2013.

Pasan las semanas, y el dibujante sigue encerrado en prisión “preventiva”. Sus abogados intentaron, sin éxito, pedir la liberación bajo fianza. Una de sus defensoras, María Jesús Bikene, dijo que el artista todavía no prestó declaración y aseguró que tampoco se conoce la pena de prisión a la que se enfrenta. Tampoco hay constancia de que un juez haya ordenado una prolongación de la detención preventiva. Ya pasaron dos meses.

El sábado, una veintena de organizaciones internacionales publicaron una carta conjunta dirigida a Obiang, en la que piden la “inmediata e incondicional liberación” de Esono. A su entender, las acusaciones contra el ilustrador “no son más que pretextos para justificar la continua arbitrariedad de la privación de libertad a la que está siendo sometido”. También varios artistas se movilizaron alrededor del mundo para exigir al gobierno de Guinea Ecuatorial que lo libere, bajo consignas como “sólo por hacer tebeos ya nos quieren llevar reos” o “caricaturas contra la dictadura”. La plataforma Change.org se sumó al pedido y ya recogió miles de firmas para pedir la libertad del artista.

Hace años que el gobierno de Guinea Ecuatorial está bajo la lupa de organizaciones internacionales de derechos humanos por la persecución sistemática que hace a los artistas y a los activistas opositores. Amnistía Internacional aseguró, en su último informe sobre este país, que “es habitual que activistas y defensores de los derechos humanos sufran hostigamiento, detención arbitraria y reclusión por su trabajo”, con el objetivo de “intimidarlos y obligarlos a guardar silencio”. La organización recuerda, además, que Guinea Ecuatorial “es un país con un grave historial de violaciones de derechos humanos, incluidas violaciones del derecho a la libertad de expresión y del derecho a la libertad de asociación”.

En tanto, Human Rights Watch exigió a las autoridades de Guinea Ecuatorial la derogación de “la ley sobre difamación que existe en el país desde el período colonial”, “que permite la persecución penal de personas que critiquen al presidente y otros altos funcionarios gubernamentales”. El organismo cita el caso de Esono como “el episodio más reciente de represalias gubernamentales contra artistas que han usado su trabajo para criticar al gobierno”. Según Human Rights Watch, “el arte ha sido habitualmente un espacio seguro en el que las voces independientes pueden provocar el debate público de temas sociales en Guinea Ecuatorial, un país donde hay poca tolerancia con respecto al disenso político”.

Dos meses antes de la detención de Esono, las autoridades detuvieron arbitrariamente a Benjamin Ndong, conocido como Jamin Dogg, por difundir una canción en apoyo a los taxistas que se manifestaban en contra del aumento del precio de las licencias.

En agosto del año pasado, la Policía también suspendió una producción teatral financiada por UNICEF que tenía como propósito concientizar sobre el VIH. ¿La razón? Uno de los espectadores preguntó, después del estreno, por qué el gobierno no había “hecho más” para detener la propagación del virus. Un año antes, el Ministerio de Interior había cerrado la Casa de la Cultura en la norteña ciudad de Rebola, después de que un grupo interpretó una canción de rap que criticaba al gobierno.