La filósofa estadounidense Judith Butler tuvo que entrar ayer escoltada por la policía al Centro Cultural SESC de Pompéia, en el estado de San Pablo, después de ver carteles que rechazaban o respaldaban su presencia en un encuentro denominado “Los fines de la democracia”, organizado por la Universidad de San Pablo y la de Berkeley.

Las críticas por la visita de Butler, una referente en el estudio de la teoría de género, surgieron varios días antes de que participara en la conferencia y fueron impulsadas por la ultraderecha brasileña. “Sus libros quieren hacernos creer que la identidad es variable y fruto de la cultura”, decía una petición en la plataforma digital CitizenGO para que se cancelara su presentación.

En sus breves declaraciones a la prensa sobre este tema, Butler atribuyó las protestas a “un malentendido” y subrayó que no fue a Brasil a presentar sus teorías, sino a hablar de democracia. “Tenemos que buscar espacios sin censura ni miedo”, agregó.

Movimientos sociales que defendieron la visita de Butler y que ayer le brindaron su apoyo atribuyen lo sucedido a la ultraderecha conservadora que, dijeron, aprovecha un contexto político para buscar retrocesos en libertades y derechos adquiridos.

En ese contexto, varias mujeres se desnudaron el fin de semana en una playa de Río de Janeiro y se rodearon con una pancarta en la que se leía “En la playa o en el museo, el cuerpo es libre”. Protestaban por la suspensión o cancelación de exposiciones artísticas que cuestionan aspectos vinculados a la sexualidad y el género.

Son varios los casos de ese tipo que se produjeron en los últimos meses, pero son dos los que han generado más reacciones. El primero es el de la obra de teatro El evangelio según Jesús: Reina del cielo, en la que Jesús era representado como una transexual. La presentación de esta obra ya fue cancelada por la Justicia en San Pablo, Salvador y Bahía. Jueces fallaron a favor de pastores de distintas organizaciones evangélicas que pidieron medidas cautelares.

El segundo caso es el de una exposición queer que también enfrentó cancelaciones. En Porto Alegre generó tal polémica que el programa Santander Cultural, del banco español, la suspendió. Después fue trasladada al Museo de Arte de Río de Janeiro, pero la alcaldía de la ciudad, encabezada por el pastor Marcelo Crivella, consideró que las imágenes eranofensivas y ordenó su suspensión.

Estos casos respaldan el argumento de organizaciones sociales que denuncian que hay un retroceso en cuanto a la libertad en Brasil: la obra El evangelio según Jesús fue expuesta en varias salas el año pasado y Butler ya visitó el país en 2015, sin que ninguno de estos hechos generara las repercusiones que tuvieron ahora.