Además de elegir al próximo presidente, las elecciones del domingo en Chile también buscaban renovar el Parlamento, en la primera votación posterior a la reforma electoral aprobada en 2015. Los resultados muestran, como primera consecuencia de este cambio, la conformación de un Poder Legislativo en el que tienen más representatividad las agrupaciones políticas minoritarias.

Ninguno de los ocho candidatos presidenciales alcanzó el domingo la mayoría absoluta, por lo que los chilenos todavía tienen que esperar 26 días para saber quién será el sucesor de la presidenta Michelle Bachelet, cuando se enfrenten en segunda vuelta Sebastián Piñera, de la coalición de derecha Chile Vamos, y Alejandro Guillier, de la alianza oficialista Nueva Mayoría.

Lo que se sabe con certeza es cómo estará integrado el nuevo Parlamento. Las elecciones legislativas se desarrollaron en medio de una gran expectativa por ser las primeras en las que se aplica la nueva ley electoral, que pone fin al llamado sistema binominal –vigente desde 1989– y establece un criterio de reparto proporcional, basado en el llamado método D’Hondt.

La intención al aplicar este nuevo sistema era obtener un Parlamento que contara con una mayor representatividad de las agrupaciones políticas que obtenían menos votos que las grandes coaliciones de derecha y de izquierda, Chile Vamos y Nueva Mayoría.

En el Parlamento que surgió de la votación del domingo, Chile Vamos es la principal organización política en las dos cámaras. En la de representantes –que con la nueva ley pasa de tener 120 miembros a 155– la coalición que lidera Piñera tendrá en total 71 diputados, con lo que pasará de tener 35,8% de escaños a 46%, según confirmó el Servicio Electoral de Chile (Servel). También en el Senado, Chile Vamos crecerá de 13 senadores, de un total de 38, a 19 (44,1%).

La gobernante Nueva Mayoría perdió escaños en la cámara baja: pasará de tener 61 diputados a 57. Sin embargo, en la cámara alta, se quedará con 21 escaños, dos más que los que tiene actualmente. A la alianza de izquierda Frente Amplio, que hoy cuenta con tres diputados (2,4%), le fue muy bien: después de las elecciones, multiplicará por siete su presencia en la Cámara de Representantes, donde a partir del 11 de marzo contará con 21 legisladores, 14% del total. Además, pasará de no tener ningún representante en el Senado a contar con uno.

Otro cambio que se aplicó en estas elecciones y que traerá asociada una modificación en el Parlamento tiene que ver con la integración de las listas, en las que por primera vez no puede haber más de 60% de hombres o de mujeres. Para Marcela Ríos, del área de Gobernabilidad Democrática del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el estreno de la ley de cuotas dio “un buen resultado”. La normativa exige que las mujeres ocupen –al menos– 40% de los escaños en la Cámara de Representantes y el Senado. Los resultados del domingo superaron el umbral: fueron elegidas seis senadoras en un total de 23 (lo que corresponde a 23% de la cámara), y 36 diputadas, que representan 22,5% de las 155 bancas.

Por otra parte, Chile está ante un Poder Legislativo rejuvenecido. Este recambio generacional se da, fundamentalmente, porque varios líderes políticos históricos perdieron sus escaños y fueron sustituidos por figuras emergentes y más jóvenes. Además, fueron reelectos parlamentarios como Camila Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, de edades que van de los 29 a los 31 años.

La fuerza del Frente

Es verdad que Piñera y Guillier fueron los más votados de la primera vuelta presidencial –el primero alcanzó 36,7% de los votos y el segundo 22,7%, según los resultados finales dados a conocer ayer por el Servel–. Sin embargo, pisándole los talones a Guillier, a tan sólo 150.000 votos de distancia, quedó la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, que fue la elegida por 20,3% de los ciudadanos. Así, esta coalición formada por varios partidos de izquierda alternativos a los de Nueva Mayoría y por movimientos sociales, se consolidó el domingo como tercera fuerza política. De hecho, logró el mejor desempeño de todas las candidaturas de izquierda que se han presentado desde 1989 por fuera de la coalición que hoy gobierna.

Su posicionamiento como un sólido bloque en el Parlamento es la prueba más contundente, y deja a la coalición en una interesante posición para negociar respaldos ante la segunda vuelta presidencial. “El Frente Amplio llegó para quedarse [...] Esto recién está comenzando, así que prepárense porque vamos con todo”, dijo Sánchez el domingo de noche ante centenares de simpatizantes, que gritaban “¡Sí se puede!”.

La candidata frenteamplista también culpó a los medios y a las encuestadoras por no haber pasado al balotaje. “Dijeron que estábamos afuera, fue falso, estábamos adentro”, afirmó entre chiflidos. “Quiero una explicación de parte de todos los diarios, cuando decían que Piñera iba a ganar en primera vuelta y a nosotros no nos daban más de 8% de los votos”, agregó.

Esa misma noche, Sánchez llamó por teléfono a Guillier para felicitarlo por el resultado, aunque fue cauta a la hora de darle su respaldo públicamente y aclaró que primero debe concretarse un debate interno en el bloque. “Vamos a iniciar ahora una conversación [...] no me gustan las cocinas”, dijo.

Menos optimista fue la actitud de la candidata de Democracia Cristiana, Carolina Goic, quien ayer anunció su renuncia a la presidencia de la formación, tras haber recabado el domingo 5,9% de los votos. El anuncio de Goic se conoció horas después de que un diputado de ese partido, Gabriel Silber, le exigiera la dimisión por haber “arrastrado a la Democracia Cristiana a su peor resultado electoral en décadas y a un camino propio que terminó en un callejón sin salida”. Agregó: “Necesitamos otra dirección política y eso no está detrás de Carolina Goic”.

La dirigente dijo además que en diciembre votará por Guillier –responsable de “conducir este proceso con todos aquellos que queremos seguir avanzando en el desarrollo que requiere el país”– y aseguró que “existe un descontento de la ciudadanía, la gente quiere un cambio y ello ha sido capitalizado por el Frente Amplio”.

Los malos resultados que obtuvo Democracia Cristiana el domingo reflejan el quiebre que vivió la formación hace algunos meses, cuando decidió marginarse de la coalición Nueva Mayoría para competir con una candidata propia por primera vez en 28 años.

El partido de Goic fue superado incluso por el candidato independiente ultraconservador José Antonio Kast, un simpatizante de la dictadura de Augusto Pinochet, que logró 7,9% de los votos. Unos días antes de los comicios, Kast llegó a decir que si el dictador “estuviera vivo” votaría por él. Y agregó: “Separando todo el tema de los derechos humanos, el gobierno de Pinochet para el desarrollo del país fue mejor que el de Sebastián Piñera”. Todavía no está claro si de cara al balotaje se decantará por el ex presidente.