El jefe de Gabinete estadounidense, John Kelly, le aclaró ayer al secretario de Estado, Rex Tillerson, que no había planes de despedirlo. Así lo informó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, después de que diversos medios, entre ellos los diarios Washington Post y The New York Times, informaran, citando fuentes del gobierno, que la Casa Blanca planeaba desplazar en semanas o meses a Tillerson. Los periódicos informaron incluso que ya había un candidato para ocupar su cargo, Mike Pompeo, que hoy es jefe de la CIA y también es un funcionario más cercano al presidente Donald Trump.

Nauert dijo que Tillerson “está comprometido con su trabajo, le apasiona hablar con líderes extranjeros, avanzar en los objetivos políticos de Estados Unidos, y su agenda no ha cambiado”. De todos modos, aclaró que el jefe de la diplomacia seguirá en el cargo “hasta que el presidente quiera”. También reconoció algo que es sabido: que existen “áreas de desacuerdo político” entre Trump y Tillerson. Los dos tuvieron posiciones encontradas en temas como las tensiones con Corea del Norte, el acuerdo nuclear con Irán, y las sanciones impulsadas por Arabia Saudita a Catar, entre otros.

Más temprano, otros funcionarios dejaron un mayor margen de duda sobre el futuro de Tillerson. Ni el propio Trump ni la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee, fueron contundentes al respecto. Cuando un periodista le preguntó al presidente, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, si quiere que Tillerson siga al frente de la diplomacia estadounidense, Trump se limitó a decir: “Él está aquí. Rex está aquí”. A su vez, consultada por The New York Times, Huckabee dijo que no tenía “ningún anuncio sobre personal” que hacer en ese momento.

En octubre, ya se hablaba de una salida del secretario de Estado, al punto de que se creó el término “rexit”. Por entonces fue Tillerson quien debió salir a aclarar que no tenía planes de renunciar. Como su posible reemplazo sonaba el nombre de Nikky Haley, la embajadora estadounidense ante la Organización de las Naciones Unidas.

Según la información que publicaron ayer los periódicos estadounidenses, ahora es Pompeo el claro candidato a secretario de Estado. De hecho, la discusión en la Casa Blanca ya se enfocaba en cómo cubrir la vacante que dejaría Pompeo al frente de la CIA, y si lo mejor era designar en ese puesto al senador republicano Tom Cotton, un activo defensor de las restricciones a la inmigración, o si convenía mantenerlo como un aliado fuerte de Trump en el Congreso.