La sede parisina del Partido Socialista (PS) de Francia se vendió por más de 52 millones de dólares, tres meses después de que la formación la pusiera a la venta. El PS informó hace unos días, en un comunicado, que luego de analizar distintas ofertas aceptó la de la compañía de seguros Apsys, con la que prevé firmar los papeles correspondientes a finales de febrero, “como muy tarde”. También estimó que la mudanza de local tendrá lugar alrededor del 30 de setiembre de 2018. El PS se vio obligado a vender la mansión que ocupa desde 1980 para poder afrontar la caída progresiva de sus ingresos luego del fracaso monumental en las elecciones presidenciales y legislativas de este año, que lo hundieron en una profunda crisis interna. La formación aclaró que si bien la decisión es “dolorosa”, también es “necesaria”.

Hasta el momento, la crisis del PS ha tenido repercusiones políticas de todo tipo. Sin embargo, poco se habló de las consecuencias económicas de los peores resultados que cosecharon los socialistas en su historia reciente.

Después de los comicios legislativos de junio, el PS pasó de tener 284 diputados a apenas 30, lo que se tradujo en una pérdida de 119 millones de dólares de los fondos que atribuye el Estado a los partidos según su peso político. El nuevo presupuesto ya no alcanza para el partido que hace tan sólo un año controlaba el Elíseo y el Parlamento. Para poner un ejemplo, sólo el mantenimiento de la sede –de más de 3.000 metros cuadrados, ubicada en la orilla izquierda del río Sena y a pocos metros del Parlamento francés– costaba cerca de un millón de dólares por año. Los socialistas ni siquiera van a poder conservar a todos sus empleados: según el diario Le Monde, sólo mantendrán 42 de los 100 puestos fijos que tenían.

Aunque las razones principales son económicas, el PS reconoció en su comunicado que la mudanza se produce también por razones políticas, “para disponer de una nueva sede adaptada a un Partido Socialista refundado”.

Todavía falta para que llegue esa renovación, ya que el congreso socialista que elegirá a la nueva dirección está fijado recién para comienzos de abril. Hasta ese entonces, el partido está acéfalo y no hay un candidato claro para liderarlo. La erosión es tal que, según un sondeo publicado la semana pasada por el diario Libération, 56% de los franceses cree que el PS está destinado a desaparecer del paisaje político más temprano que tarde.