El debate organizado por la Asociación Nacional de Televisión confirmó lo que ya se venía observando: Guillier no modificó su discurso para seducir a más votantes de los que lo respaldaron en la primera vuelta del 19 de noviembre, mientras que Piñera sí lo hizo, aunque con muy pocas propuestas.

Justamente, el candidato de la derecha aprovechó el debate para hacer hincapié en la principal promesa que incorporó después de la primera vuelta: la de avanzar en la gratuidad en la educación técnico profesional, algo en lo que la iniciativa ha sido del actual gobierno y que integraba el programa del Frente Amplio. El ex presidente se comprometió a establecer la gratuidad para 90% de los estudiantes técnicos profesionales, lo que, según sus cifras, corresponde a “casi la mitad de los estudiantes de la educación superior”, en particular, “los que provienen de familias más vulnerables y de la clase media”. Esta gratuidad será progresiva y está condicionada al crecimiento económico del país.

En el mismo tema fue muy cuestionado Guillier, ya que se ha generado una duda sobre su propuesta de condonar la deuda de estudiantes que hayan contraído un crédito con privados contando como una garantía del Estado, conocido por la sigla CAE, que pueden pagar mientras estudian o después de haber terminado la carrera. Guillier y su equipo han sido claros en que el beneficio será para 40% de los estudiantes que hayan terminado sus carreras y tengan menores ingresos, y que también habrá beneficios, como la eliminación de los intereses, hasta alcanzar 60% o 65% de los estudiantes con deuda. La incertidumbre reside en si la que recaerá sobre 40% es una condonación permanente, tal como dijo Guillier la semana pasada, en el primer debate, o si es una suspensión de pagos, como aclaró después su equipo de campaña. Consultado sobre este tema en la noche del lunes, Guillier dijo que se va a “abordar la situación” de ese 40%. Pese a la insistencia de la periodista que le preguntaba, no aclaró las dudas en torno a la propuesta.

El resto del debate sirvió mayoritariamente para comprobar que las propuestas de los candidatos tienen algunas similitudes. Por ejemplo, ambos coincidieron en que el sistema de pensiones, gobernado por las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), debe ser modificado para crear un fondo compartido y solidario para quienes no tienen aportes suficientes para alcanzar una jubilación digna. Piñera dijo que va a evaluar la instalación de una AFP estatal para que ocupe este papel solidario, mientras que Guillier se comprometió a avanzar en la misma línea que el gobierno de Michelle Bachelet, que ya impulsó una reforma en este sentido.

En cuanto a la política de seguridad pública, ambos se han comprometido a reestructurar Carabineros para darle mayores atribuciones e infraestructura. La diferencia reside en que Piñera prometió reducir 25% los problemas de seguridad pública y Guillier dijo que no ve cómo se puede establecer un porcentaje.

El resto del debate fue dedicado a replicar el ambiente de la campaña, cruzando acusaciones por diversos motivos. Piñera acusó al gobierno de “intervencionismo electoral” porque Guillier ha participado en algunos actos oficiales, y el candidato oficialista aseguró que el ex presidente falsea datos de lo que fue su gobierno para su beneficio.

Previsiones

Las encuestas, muy cuestionadas porque se equivocaron en la primera vuelta, muestran que en el balotaje habrá un empate técnico. Los últimos sondeos fueron divulgados a comienzos de diciembre, antes de que empezara la veda de 15 días para su publicación. De acuerdo con las consultoras Cadem y Criteria, Piñera tiene una leve ventaja sobre Guillier, 40% sobre 38,6% según la primera, y 47% sobre 45% de acuerdo con la segunda. En ambos casos el margen de error es de dos puntos porcentuales, por lo que se trataría de empates técnicos.

Piñera llega a la segunda vuelta después de haber sido el más votado el 19 de noviembre con 36,6% de los votos, un resultado bastante inferior al esperado. En los días siguientes recibió el apoyo del ultraderechista José Antonio Kast, que en la primera vuelta quedó cuarto con un respaldo de 7,9%.

Por su parte, Guillier, que consiguió 22,7% de los votos en primera vuelta, consiguió el apoyo de la candidata que ocupó el quinto lugar en votos, Carolina Goic, de la Democracia Cristiana, y del sexto candidato, Marco Enríquez Ominami, del Partido Progresista. Los dos recibieron poco menos de 6% de los votos en noviembre.

La primera vuelta dejó como tercero al Frente Amplio, con 20,2% de apoyo. Si bien esta alianza no ha declarado expresamente su respaldo a Guillier, algunos de sus dirigentes sí han dado a entender que lo votarán para evitar el regreso de la derecha al gobierno chileno.

En un país en el que el voto no es obligatorio, resulta difícil prever cuántos de los votantes de los candidatos que quedaron afuera de este balotaje concurrirán a las urnas. Esto se suma a la tradicional duda acerca de si, efectivamente, optarán por votar a aquel a quien apoya su candidato.