El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó su nueva estrategia de seguridad nacional, en la que menciona cuáles son los intereses del país frente al mundo, ahonda en los desafíos a los que se enfrenta y reconoce que Rusia y China se han erigido como “poderosos rivales” que pueden amenazar sus intereses. Las respuestas llegaron rápidamente: Moscú calificó la táctica de “imperialista” y Pekín pidió a Washington que abandone la “mentalidad de la Guerra Fría”.

Al equipo de Trump le llevó 11 meses crear un documento que, encargado por el Congreso, pretende delinear el accionar de Estados Unidos en el contexto global. La estrategia, presentada el lunes de noche, está basada en cuatro pilares: proteger la patria, promover la prosperidad de Estados Unidos, preservar la paz con la fuerza e impulsar la influencia estadounidense.

“Ustedes hablaron alto y claro. El 8 de noviembre [de 2016], votaron para hacer que Estados Unidos sea grande nuevamente. Aceptaron un nuevo liderazgo y nuevas estrategias, y también una nueva y gloriosa esperanza”, dijo el presidente en la presentación del documento.

Según el mandatario, lo primero es reconocer “los errores del pasado para colocar a Estados Unidos en el lugar que merece”. Para eso, insistió en la necesidad de “crear fronteras”, “proteger la patria” e incluir un plan económico internacional que no deje de defender los intereses de su país. En este sentido, aseguró que “una nación sin fronteras no es una nación”, consideró que si un gobierno “no protege la prosperidad en el país no puede proteger sus intereses en el extranjero” y dejó claro que “una nación que no está preparada para ganar una guerra es una nación que no es capaz de prevenir una guerra”. En esas premisas se basa su plan.

En el apartado sobre las amenazas a las que se enfrenta Estados Unidos, el texto es claro en afirmar que los “competidores” más grandes son Rusia y China, naciones que –según el documento– “están decididas a hacer las economías menos libres y menos justas, a hacer crecer sus ejércitos, controlar la información y reprimir sus sociedades para expandir su influencia”. Y las califica de “potenciales amenazas” para su país.

Para el gobierno de Trump, Estados Unidos se enfrenta a unos “poderes revisionistas” que intentan poner al mundo en conflicto con los valores estadounidenses. Identifica allí a China con su intervención en el Mar de China Meridional, y a Rusia con sus incursiones militares en Ucrania y Georgia.

A pesar de esto, el equipo de Trump aclara que Washington pretende hacer frente a estas amenazas entendiendo también que la colaboración con Moscú y Pekín es necesaria. “La estrategia se refiere a China como un competidor estratégico [...] China está efectivamente en el dominio político, económico, militar e informativo de formas que probablemente no sean replicadas por nuestros otros competidores”, explicó un funcionario de la Casa Blanca en una conferencia telefónica previa al discurso de Trump. “Sabemos que necesitamos a China para continuar trabajando con ellos en el problema de Corea del Norte. No es mutuamente excluyente. Estamos trabajando juntos para cooperar al mismo tiempo que reconocemos que también existe competencia”, agregó. Como ejemplo de que la cooperación con Rusia también es fundamental, Trump mencionó el papel clave que tuvo la CIA en su advertencia al Kremlin para evitar un atentado en San Petersburgo que, según dijo, podría haber causado “miles de muertos”. Por esa información, Putin le agradeció a Trump días atrás.

Para “neutralizar” la capacidad de influencia de estas dos potencias, y de otros actores internacionales, Trump dijo que Estados Unidos “desarrollará nuevas formas de enfrentar a aquellos que usan los nuevos dominios, como el ciberespacio y las redes sociales, para atacar” al país y a su sociedad.

En una primera opinión sobre la nueva estrategia de Washington, el Kremlin dijo por intermedio de su portavoz, Dmitri Peskov, que “especialmente en aquellas partes” que refieren a su país, “se ve el carácter imperialista del documento”. También señaló que la táctica no renuncia al “mundo unipolar” y pone de manifiesto su abierto rechazo a un mundo multipolar. “Evidentemente, no podemos estar de acuerdo con que a nuestro país se lo considere una amenaza para la seguridad de Estados Unidos”, recalcó el vocero.

Por su parte, China urgió a Estados Unidos a “que deje de distorsionar los intereses estratégicos de China” y abandone “la mentalidad de la Guerra Fría”, según dijo en conferencia de prensa la portavoz de la cancillería china, Hua Chunying. A la vez, insistió en que Pekín apoya la idea de que “la cooperación en beneficio mutuo es la única cooperación viable” para ambas potencias, por lo que pidió a la administración de Trump “adoptar una vía constructiva para tratar las diferencias”.

“Estados Unidos vuelve con fuerza”, proclamó Trump al principio de la presentación, que culminó con otra advertencia: “Estados Unidos va a a ganar”.