El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva empezó ayer su tercera gira por Brasil, que en este caso recorre los estados de Espírito Santo y Río de Janeiro. Las giras comenzaron después de que Lula fuera condenado por un tribunal de primera instancia a nueve años y medio de prisión e inhabilitación política, y en ellas el ex mandatario defiende su inocencia, critica al gobierno de Michel Temer y se presenta como el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones de octubre de 2018. Sin embargo, si esa condena es ratificada en un tribunal de segunda instancia –cuyo fallo se espera para mediados del año que viene–, Lula no podrá presentarse como candidato.

Estas giras también sirven para reforzar la imagen de Lula como un dirigente que reúne a las masas y para revitalizar la militancia en aquellas regiones que visita. La que inició ayer fue denominada “Caravana de la esperanza”. En su página web, el PT señala que esta gira se lleva adelante en conjunto con la fundación Perseu Abramo – usina ideológica del partido–, que lanzó la plataforma digital “El Brasil que el pueblo quiere”, con el objetivo de escuchar a la población y elaborar una estrategia para el futuro del país.

Las dos caravanas anteriores se llevaron a cabo en el norte del país, una región considerada “petista”, pero esta tercera no lo es. “Sería un error limitar la caravana a las regiones donde el partido es más fuerte”, dijo el líder del PT en el Senado, Lindbergh Farias. “En la primera etapa fuimos a lugares lulistas, ahora vamos a un terreno de mayor disputa. Para mí es la etapa más importante”, agregó.

Lula encara esta caravana después de que la última encuesta, de Datafolha, publicada por el diario Folha de São Paulo, confirmara que sigue siendo el que tiene mayor intención de voto, seguido por el candidato de la ultraderecha Jair Bolsonaro. En los distintos escenarios planteados por la encuestadora, la intención de voto de Lula varía entre 34% y 37%, mientras que la de Bolsonaro oscila entre 17% y 19%, y treparía al primer lugar, con 21% o 22% en caso de que el ex presidente no pudiera competir. El respaldo a Lula aumentó tanto en los escenarios de primera vuelta como en los de un eventual balotaje, en el que ganaría sin importar a quién enfrente.

Consultada por Folha acerca de este escenario, la presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffmann, criticó que Lula sea presentado como un dirigente de ultraizquierda, algo que hacen algunos analistas y columnistas para presentar a las elecciones como un enfrentamiento entre ultraizquierda y ultraderecha, y exigir la aparición de candidatos de centro. Acerca de la posición alcanzada por Bolsonaro, Hoffmann consideró que el ex militar reúne a quienes no quieren que Lula gane, que ven en él “al candidato que tiene más posibilidades de ganarle”.

Terceros y cuartos

En algunos escenarios planteados en la encuesta de Datafolha aparece en tercer lugar Marina Silva, la ecologista que fue ministra de Lula, quedó tercera en las últimas dos elecciones brasileñas y actualmente reúne un respaldo de entre 9% y 16%. Silva confirmó el sábado que volverá a presentarse a la presidencia en una reunión de la dirección de su partido, Red Sustentabilidad. “No es una decisión que quiera tomar, sino que es necesaria”, dijo la dirigente, que cuenta con el respaldo de los 27 directorios estaduales de su formación.

Silva dijo que hará una campaña “equilibrada”, en la que combatirá “odio con amor” y “desesperación con esperanza”. En un discurso en el que atacó a las organizaciones políticas que han participado en esquemas de corrupción, dijo que “lo mejor que la sociedad les puede dar a los partidos que crearon esta crisis y sus aliados es un sabático de cuatro años” para que revisen su actuación. Entre otros, mencionó al PT, al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, al que pertenece Temer) y al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). En un documento emitido posteriormente, Red Sustentabilidad informó que está abierto a alianzas con partidos que tengan “protagonismo ético y compromisos sociales y ambientales”.

Por su parte, el PSDB y el PMDB todavía no han tomado decisiones. En el PSDB todo indica que el candidato será el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, ya que se llegó a un acuerdo para designarlo presidente de la formación en el congreso nacional que se celebrará el domingo. Alckmin aparece en la encuesta de Datafolha en cuarto lugar, con alrededor de 9% de intención de voto en los distintos escenarios. Por su parte, el PMDB, cuyo gobierno cuenta con una popularidad de apenas 5%, evalúa si presentará un candidato propio o si respaldará al de otro partido, como en todas las elecciones desde el regreso de la democracia. El apoyo del PMDB tiene como punto a favor, para el candidato que lo reciba, un crecimiento en el tiempo gratuito en medios de comunicación para hacer campaña, ya que es de los más votados en todo el país. La contra sería el escaso respaldo que tiene el gobierno, en particular el presidente.

El ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, dijo ayer que el gobierno podría tener un candidato propio y anunció que en marzo definirá si quiere ocupar ese lugar él mismo.