El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, defendió su indulto al ex gobernante Alberto Fujimori, una decisión que provocó renuncias en el oficialismo, despertó la ira de la oposición antifujimorista y movilizó a decenas de personas en las calles. Sin embargo, no respondió a las críticas y tampoco disipó dudas. Unas horas después, Fujimori agradeció el gesto del presidente y pidió “perdón” por haber “defraudado” a muchos peruanos durante su gobierno.

Las explicaciones que dio Kuczynski en cadena nacional para justificar el indulto humanitario y la gracia presidencial que le concedió a Fujimori se basaron, principalmente, en dos cuestiones. En primer lugar, aludió a los problemas de salud del ex gobernante. Reconoció que en 2016, como candidato presidencial, anunció que no iba a indultar a Fujimori y recordó que, en su lugar, propuso una ley que hiciera posible el arresto domiciliario de personas en su condición, una propuesta que “el Parlamento no recogió”. Explicó que, desde ese entonces, ya como presidente, siguió “con preocupación el deterioro gradual en el estado de salud de Alberto Fujimori, quien se encuentra detenido y sancionado justamente desde hace 12 años por la Justicia peruana”. Agregó: “Estoy convencido de que quienes nos sentimos demócratas no debemos permitir que Alberto Fujimori muera en prisión. La Justicia no es venganza”.

En otro tramo de su discurso, transmitido el lunes de noche por televisión, admitió: “Quiero decirles que esta ha sido, quizás, la decisión más difícil de mi vida. Se trata de la salud y las posibilidades de vida de un ex presidente del Perú que, habiendo cometido excesos y errores gravísimos, fue sentenciado y ha cumplido ya 12 años de condena”. Fue el único momento en el que se refirió –de manera muy liviana– a los crímenes de lesa humanidad por los que Fujimori fue condenado a 25 años de prisión. En ninguna oportunidad habló de las víctimas y tampoco mencionó a sus familiares, que horas antes le habían solicitado una reunión.

El segundo argumento que presentó Kuczynski, ya con la mirada puesta en el futuro, tiene que ver con su deseo de “reconciliación” y de “superación de odios” del pueblo peruano. En ese sentido, dijo que el gobierno de Fujimori “heredó al inicio de la década de los años 90 un país sumido en una crisis violenta caótica, incurrió en transgresiones significativas a la ley, al respeto por la democracia y los derechos humanos”, pero también “contribuyó al progreso nacional”. A su entender, “las heridas abiertas sólo podrán cicatrizarse a partir de un esfuerzo reconciliador y de una voluntad” que incluya a todos los peruanos.

Pero no fue ingenuo y reconoció que su decisión generó descontentos, especialmente en los jóvenes, que son los que lideran las protestas. Por eso, les pidió a ellos “que las emociones negativas heredadas del pasado no limiten los objetivos que tenemos que alcanzar para terminar de vencer la pobreza”. Y siguió: “No nos dejemos llevar por el odio, no paralicemos nuestro país, pasemos esta página y trabajemos juntos por nuestro futuro, que es, jóvenes del Perú, su futuro”.

Sobre las objeciones respecto del indulto, guardó silencio. No respondió a quienes desconfían de la veracidad del diagnóstico de salud de Fujimori –hecho por una junta médica de la que forma parte uno de los médicos personales del ex presidente– y tampoco aclaró la controversia por la rapidez del proceso de indulto, que duró 13 días desde que Fujimori hizo la solicitud. Menos referencia hizo a las acusaciones de que el indulto fue negociado a cambio del apoyo de un pequeño sector fujimorista en el Congreso para evitar su destitución el jueves. Aun así, las acusaciones de que pactó un acuerdo político se siguen multiplicando, en boca de partidos opositores, activistas sociales y analistas políticos.

Las primeras declaraciones de Fujimori sobre el tema llegaron ayer, en un video en el que pidió “perdón” por haber “defraudado” a una parte de los peruanos durante su gobierno. “Soy consciente de que los resultados durante mi gobierno fueron bien recibidos por una parte, pero reconozco, por otro lado, que he defraudado también a otros compatriotas. A ellos les pido perdón de todo corazón”, dijo el ex presidente en un mensaje en el que aparece en la cama del hospital donde está internado desde el viernes. En el video, Fujimori aseguró que la noticia del indulto humanitario lo “sorprendió” en la unidad de cuidados intensivos de la clínica, que cambió ayer de mañana por una de cuidados intermedios gracias a una leve mejoría en su estado de salud. “Esto me ha producido un fuerte impacto en el que se mezclan sentimientos de extrema alegría y pesares”, agregó.

También aprovechó para agradecer a Kuczynski “por el paso complejo” que, dijo, dio al aprobar su indulto y el perdón de todas sus penas y de los procesos que tenía en curso. “Esto me compromete, en esta nueva etapa, para apoyar decididamente su llamado a la reconciliación”, aseguró.

La decisión de Kuczynski dividió al partido gobernante, Peruanos por el Kambio, que en las últimas horas registró tres renuncias, ya que a las dimisiones de los congresistas Alberto de Belaunde y Vicente Zeballos el domingo se sumó ayer la de Gino Costa. El número podría seguir creciendo.

Ayer, además, renunciaron los funcionarios de la oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de Perú, entre ellos su director general, Roger Rodríguez. En su carta de renuncia, reproducida por el diario peruano La República, Rodríguez consideró que Fujimori “no calificaba para la concesión de un indulto humanitario”. El funcionario, que integró la Comisión de Gracias Presidenciales que recomendó rechazar el indulto a Fujimori en 2013, señaló que, en aquel momento, fue “testigo de excepción” de cómo se “pretendió manipular la realidad”.

En el texto, Rodríguez informó que, junto con él, también renunciaron el secretario técnico de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel sobre paz, reparación y reconciliación, Daniel Sánchez, y la responsable del Programa de Reparaciones Simbólicas de esa comisión, Katherine Valenzuela. A la hora de explicar las razones de su renuncia, Sánchez dijo que el indulto se tramitó de manera acelerada y que le “resulta por eso insostenible permanecer en la institución y, en un contexto así, vergonzoso representar a una oficina que dialoga permanentemente con las víctimas”. Valenzuela, por su parte, dijo que deja su cargo porque no podría mantener la representación del Ministerio de Justicia “cuando intercambie con un familiar de alguna persona desaparecida o ante una comunidad arrasada por la violencia”.