Las detenciones que tuvieron lugar el fin de semana en Estados Unidos forman parte de una orden ejecutiva migratoria que Trump firmó el 25 de enero. Esa norma, además de exigir la construcción de un muro en la frontera con México, pedía el aumento de “agentes federales” para acelerar las redadas en busca de inmigrantes indocumentados, poniendo el acento en personas con antecedentes criminales pero también en quienes cometieron faltas menores y no tienen sentencia condenatoria. Esto último supone un endurecimiento de las deportaciones con respecto al gobierno del ex presidente Barack Obama, que en esta materia daba prioridad a las personas con condenas criminales o delitos graves.

La Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) confirmó el sábado que las redadas tuvieron lugar en hogares y lugares de trabajo de Atlanta, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Carolina del Norte y Carolina del Sur. A la vez, aclaró que las acciones responden a un “incremento” en la aplicación de leyes ya vigentes y que nada tienen que ver con el polémico veto temporal de Trump a los refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes, que se encuentra bloqueado por un tribunal de San Francisco. Se trata de medidas “rutinarias”, agregó la ICE.

La agencia no divulgó una cifra total de detenidos. Sin embargo, se sabe que la oficina de la ICE en Atlanta, que cubre tres estados, arrestó a 200 personas, según informó su portavoz Bryan Cox. Las redadas en Los Ángeles -realizadas en siete condados densamente poblados- terminaron con el arresto de otros 161 inmigrantes, confirmó David Marin, director de la oficina de la ICE en esta ciudad californiana. Marin agregó que de las personas arrestadas en Los Ángeles, sólo diez carecían de antecedentes criminales y cinco tenían órdenes de deportación anteriores. Finalmente, dijo que la información sobre redadas “arbitrarias” es “falsa, peligrosa e irresponsable” y que sólo sirve para “crear pánico” en la población.

Trump había prometido durante su campaña electoral que deportaría a los tres millones de indocumentados con antecedentes penales que viven en Estados Unidos y ayer lo recordó en Twitter. “La campaña contra criminales ilegales es meramente mantener mi promesa de campaña. Miembros de bandas, traficantes de droga y otros están siendo deportados”, dijo el presidente.

Sin embargo, las detenciones del fin de semana demostraron que la promesa de Trump también incluye a muchos de los ocho millones de indocumentados que no tienen un historial criminal.

Cientos de personas se manifestaron el sábado en distintos puntos de Estados Unidos en defensa de los inmigrantes y contra las medidas de Trump. En Nueva York, los manifestantes rechazaron también la llamada política de “cristales rotos”, por la cual la Policía actúa de manera contundente ante pequeños delitos bajo la premisa de que ello ayuda a evitar crímenes más graves. Los organizadores de la protesta dijeron que esa política podría hacerse más agresiva bajo la administración del nuevo presidente estadounidense y llevaría a la deportación de inmigrantes detenidos por delitos menores.

Abogados y activistas estadounidenses, consultados por la agencia de noticias Efe, coinciden en que hasta ahora no hubo redadas masivas, pero sí un cambio en el patrón de las detenciones y operativos regulares, ya que también se está deteniendo a personas que no tienen antecedentes penales. Por eso insisten en que es fundamental que todos los inmigrantes que viven en el país conozcan sus derechos y sepan cómo actuar frente a una detención, información que distintas organizaciones civiles difundieron durante el fin de semana. Algunas, como la Unión Americana de Libertades Civiles, informaron que sus líneas telefónicas y redes sociales se vieron saturadas por consultas y denuncias.

En tanto, cuatro congresistas hispanos pidieron el sábado una reunión urgente con el director de la ICE, Thomas Homan, “para discutir inmediatamente el impacto que las redadas han tenido” en su comunidad y “aclarar las directrices del ICE y las diferencias con la anterior administración”, de acuerdo con un comunicado.

En medio de este clima de tensión, Trump prometió aprobar nuevas medidas para reforzar la seguridad del país, en respuesta al fallo que mantiene bloqueado su veto migratorio. “Vamos a hacer algo muy rápidamente que tiene que ver con seguridad adicional para nuestro país”, anunció el gobernante durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en la Casa Blanca. “Lo verán en algún momento de la próxima semana”, dijo Trump el viernes, sin dar más detalles.

Sobre la respuesta que su gobierno piensa dar al bloqueo del veto, Trump aclaró que baraja varias opciones, entre ellas firmar “un decreto totalmente nuevo”. Por el momento, dijo que hará “lo que sea necesario” para invalidar ante la Justicia la decisión del tribunal de San Francisco, y agregó: “Vamos a mantener nuestro país seguro”.