Todo empezó el miércoles de la semana pasada, cuando el semanario francés Le Canard Enchaîné difundió que Penelope Fillon había cobrado más de 800.000 dólares por un trabajo supuestamente ficticio como asistente parlamentaria de su esposo y de su sustituto en el escaño, Marc Joulaud. El semanario agregaba que, además, la mujer cobró más de 100.000 dólares por ser una de las dos empleadas de la revista La Révue des Deux Mondes, propiedad de un amigo del candidato conservador. En un principio, Fillon atribuyó las acusaciones a una campaña “mediática” para evitar que gane las elecciones y, ante el revuelo que provocó la noticia, aseguró que sólo renunciaría a su candidatura si era imputado en el caso. Ese mismo día, la Fiscalía Nacional Financiera francesa puso en marcha una investigación preliminar para tratar de establecer si hubo malversación de fondos públicos, abuso de bienes sociales y receptación.

En su edición de ayer, Le Canard Enchaîné publicó nuevos datos que hunden todavía más al matrimonio. El semanario informó que Fillon contrató, además de a su esposa, a dos de sus hijos como asistentes parlamentarios. Según el artículo, su hija Marie cobró un total de 60.000 dólares, por ser asistente parlamentaria un año. Cuando dejó el trabajo, la sucedió su hermano Charles, con una remuneración de 5.000 dólares mensuales durante los seis meses que trabajó. El semanario resume que la familia del candidato, en total, se benefició de más de un millón de dólares provenientes de los fondos públicos. Esta nueva información se hizo pública el mismo día en que los investigadores del caso fueron al Parlamento para obtener documentos que permitan demostrar que Penelope Fillon realmente trabajó como asistente. Finalmente, comprobaron que la esposa del candidato nunca tuvo un carné para ingresar al Parlamento y que tampoco contaba con una dirección de correo electrónico específica para su puesto, según recogió la agencia de noticias Efe.

Los nuevos datos reforzaron el discurso combativo de Fillon, quien ayer apuntó directamente al poder cuando acusó a la izquierda -que abarca al gobernante Partido Socialista- de estar atrás de un “golpe de Estado institucional” en su contra (una curiosa expresión si se tiene en cuenta que él no ocupa ningún cargo de poder gubernamental). La respuesta del gobierno no tardó en llegar: Stéphane Le Foll, portavoz del Elíseo, calificó de “inaceptable” esa acusación y pidió que cada uno asuma sus responsabilidades, porque los franceses “sólo esperan verdad y transparencia”.

Por otro lado, Fillon se reunió ayer con los parlamentarios de Los Republicanos, a quienes les pidió “ser solidarios” y “aguantar 15 días”, tiempo en el que se esperan los resultados de la investigación preliminar abierta por la Justicia. Sin embargo, y a pesar de que muchos manifestaron su respaldo, algunos ya empezaron a dudar sobre si está en condiciones de seguir en carrera. “La situación es muy comprometida. Creo que el resultado de las primarias es caduco ante un acontecimiento imprevisible, que se sitúa no sólo en un registro judicial, sino también en uno ético y moral”, dijo el diputado Georges Fenech, que pidió convocar un consejo extraordinario de Los Republicanos. En su opinión, el partido no puede esperar la decisión de la Justicia para volver a poner en marcha unas posibles nuevas primarias. Pero no parece haber tiempo para nuevas internas, cuando quedan menos de tres meses para las elecciones presidenciales. A esto se suma que los candidatos que perdieron con Fillon en las primarias de noviembre, Alain Juppé y Nicolas Sarkozy, ya dijeron que no aceptarían ser los sustitutos.

Por otro lado, más de 267.000 personas respaldaron una petición lanzada en la plataforma digital Change.org para que Penelope devuelva la plata que cobró por sus empleos públicos ficticios: “Es una cuestión de moral y de ética: si nunca efectuó realmente ese trabajo de asistente parlamentaria, le pedimos que reembolse esos euros al Parlamento y por tanto a nosotros, la población francesa”.

El llamado affaire Fillon ya castigó al candidato en los sondeos. Uno publicado ayer por el diario Les Échos registra una caída de entre cinco y seis puntos en su intención de voto, con 20% de las preferencias, y por primera vez lo deja afuera de la segunda vuelta. A la cabeza se encuentran el ex ministro de Economía Emmanuel Macron (22%) y la ultraderechista Marine Le Pen (26%).