El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer en conferencia de prensa que pidió al Departamento de Justicia que investigue las “filtraciones criminales” que están saliendo en los medios de comunicación, y dio así un paso más en su enfrentamiento con la prensa. Trump se refirió en particular a la información publicada por varios medios sobre las conversaciones entre integrantes de su equipo de campaña y funcinarios de Rusia durante la campaña electoral. El presidente reiteró que no existió ese tipo de contacto y aseguró que esa información -facilitada por trabajadores de los servicios de inteligencia estadounidense a los medios- es falsa y que su filtración es un delito.

Las declaraciones de Trump llegaron después de que el diario The New York Times y la cadena CNN informaran ayer que el mandatario pretende designar a una persona de su confianza para que haga una revisión de los servicios de inteligencia. El designado sería Stephen A Feinberg, cofundador de Cerberus Capital, un grupo integrado, entre otros, por dos fabricantes de armas que tienen contratos con el Departamento de Estado. Además, Feinberg es cercano a Steve Bannon, el principal asesor de Trump, y Jared Kushner, el yerno del presidente, y ya le dijo a su equipo en la empresa que está en conversaciones para integrarse al Ejecutivo.

Actualmente el presidente no tiene gente de su confianza en los servicios de inteligencia. Las personas que designó para liderar tanto la CIA como el FBI y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) fueron elegidas por su cercanía con el Partido Republicano y no por integrar su equipo de trabajo.

Además, en la conferencia Trump se refirió a cómo recibió el gobierno cuando llegó a la Casa Blanca como sucesor de Barack Obama. “Para ser honesto, heredé un desastre, un desastre, en casa y en el extranjero”, dijo, antes de reivindicar su gestión por los “increíbles avances” que ha logrado en las cuatro semanas que lleva en el poder. “Nunca ha habido una presidencia que haya hecho tanto en un período tan corto”, agregó.

También en la conferencia, Trump anunció el ingreso a su gobierno del primer hispano: Alexander Acosta ocupará el cargo de secretario de Trabajo. Inicialmente el mandatario había designado a Andrew Puzder para que ocupara esa posición, pero no reunió los respaldos necesarios en el Congreso para su ratificación, por lo que Puzder renunció a la designación. Acosta es hijo de inmigrantes cubanos y nació en el estado de Florida, es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad de Harvard y trabajó en la función pública durante el gobierno de George W Bush.

La designación de Acosta se conoció el mismo día en el que miles de inmigrantes paralizaron sus actividades para demostrarle al gobierno la importancia que tienen para la economía estadounidense. La protesta, que fue espontánea, causó el cierre de cientos de negocios en todo el país y recibió el respaldo de agrupaciones civiles e incluso de grupos empresariales. Centenares de personas se reunieron en varias ciudades para manifestarse. Entre las movilizaciones que contaron con más asistencia estuvieron las de Washington, Nueva York y Filadelfia, donde se vieron grandes pancartas y carteles, algunos de los cuales decían: “Señor presidente, sin nosotros y sin nuestro aporte este país se paraliza”. En las protestas no había sólo inmigrantes, sino también estadounidenses que acompañaban sus reclamos.