Después de meses de tensiones internas, la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera confirmó ayer que la canciller alemana y líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Angela Merkel, será la candidata de los dos partidos en las elecciones del 24 de setiembre. El anuncio se hizo desde Múnich, después de una reunión que mantuvieron las direcciones de los dos partidos para avanzar en una estrategia que logre derrotar al Partido Socialdemócrata (SPD), que con Martin Schulz como candidato está avanzando rápidamente en las encuestas de intención de voto.

Merkel anunció en noviembre su decisión de aspirar a un cuarto mandato y en diciembre obtuvo el respaldo de las filas de la CDU, que en un congreso celebrado en Essen volvieron a elegirla presidenta del partido con 89,5% de los votos. Así la gobernante contaba con el apoyo de los conservadores alemanes, pero le faltaba el de la CSU -un partido similar pero de Baviera- para oficializar su candidatura.

La tensión entre la CSU y la CDU comenzó a fines de 2015, cuando Merkel permitió la entrada en Alemania de miles de refugiados. “Es un error que nos acompañará durante mucho tiempo”, dijo a los pocos días el líder del partido bávaro, Horst Seehofer. Las críticas y cruces de acusaciones entre los partidos hermanados fueron en aumento, y la CSU llegó a reclamar la imposición de un límite de 200.000 personas admitidas al año como condición para que su partido participe en el gobierno que salga de las próximas elecciones. Pero Merkel rechaza este plan por considerarlo inconstitucional, ya que el derecho al asilo “no tiene límites”.

Ayer, sin embargo, los líderes de los dos partidos intentaron enfocarse en aquello que los une. En primer lugar, y a pesar de que no están de acuerdo con el establecimiento de ese tope, ambos coincidieron en que “lo ocurrido en 2015”, cuando llegaron al país 890.000 solicitantes de asilo, “no puede repetirse”. Seehofer dijo que no se puede negar que, después de 12 años y medio de gobierno de Merkel, “a Alemania le va bien”. También reconoció que el país es “una isla de estabilidad” ante lo que sucede en el resto de Europa. La canciller, por su parte, volvió a insistir en que se trata de su “campaña electoral más difícil” y abogó por responder a los “grandes desafíos” que plantea el contexto nacional e internacional proporcionando confianza a los ciudadanos, “estabilidad, orden y mesura”. En este sentido, apostó por priorizar las similitudes de la CDU y la CSU como partidos conservadores y respetar las discrepancias con sus socios bávaros.

El líder bávaro dijo ayer que Merkel es la mejor garantía para evitar una posible coalición liderada por el SPD con los partidos Los Verdes y La Izquierda. Pero una encuesta del instituto Insa publicada ayer por el diario Bild concluye que si las elecciones generales fueran este domingo, el SPD obtendría 31% de los votos y la CDU, sumada a su ala bávara, llegaría a 30%. De hecho, una encuesta del canal público ARD ya anticipó la semana pasada que, si en las elecciones alemanas se votara directamente a una persona en lugar de a un partido, Schulz contaría con 50% de los apoyos, frente a 34% de Merkel. Es la primera vez en más de una década que los socialdemócratas superan a la CDU en las encuestas de intención de voto, aunque muchos analistas políticos consideran que el alza se debe al efecto del reciente anuncio de la candidatura de Schulz, que puede ser temporal.

El otro desafío de los conservadores será evitar una fuga de votos hacia el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania, que podría entrar por primera vez en el Parlamento alemán con más de 12% de los votos, de acuerdo con el sondeo de Insa.