Las imágenes que llegaban ayer de Colombia mostraban a integrantes de las FARC, todavía armados, subiendo a precarios camiones sus pertenencias, sobre todo colchones, sillones y elementos de madera, como sillas y mesas, pero también animales, ropa y heladeras, entre otras cosas. Los traslados se llevaron a cabo tanto por tierra como por vías fluviales, en una gran variedad de medios de transporte. El proceso se replicó en decenas de municipios colombianos desde los cuales los guerrilleros partieron hacia las 26 zonas veredales, en donde residirán durante al menos 180 días. En el transcurso de ese período, los integrantes de la guerrilla deberán desarmarse para después integrarse a la vida civil en donde quieran. En este proceso de desmovilización las FARC también entregarán a los menores de 18 años que siguen integrando sus filas.

El proceso no estuvo exento de errores y críticas. En el acuerdo de paz alcanzado entre las FARC y el gobierno se estableció que el 31 de enero todos los guerrilleros estarían en las zonas veredales, pero eso no fue así, ya que el proceso se retrasó. En Colombia se produjo un debate sobre quién era responsable por esas demoras. Algunos jerarcas responsabilizaron a los integrantes de las FARC por no tener todo pronto para marcharse o por haber calculado mal cuántos vehículos precisaban, pero finalmente el presidente Juan Manuel Santos reconoció que el gobierno tuvo parte de la culpa. En este sentido se pronunció, también ayer, la Fundación Paz y Reconciliación en un informe. “El gobierno nacional es el mayor responsable de esta demora”, estimada en un mes, indica la organización, ya que “en la mayoría de las zonas veredales los guerrilleros no tendrían a dónde llegar”, agrega. Paz y Reconciliación, medios de comunicación y dirigentes de las FARC han señalado que, efectivamente, en estas zonas no está construida la infraestructura necesaria para que allí viva gente, ni siquiera para que se pueda contar con los servicios básicos. Además, el gobierno reconoció que el proceso se demoró porque en algunos casos las vías de acceso a las zonas veredales estaban muy deterioradas y tuvieron que ser reparadas.

Ayer Santos criticó a quienes señalaron los defectos del traslado de los guerrilleros a las zonas veredales. “Nos demoramos unos días porque las vías de acceso a los sitios donde se van a concentrar son vías que hay que reconstruir, o construir, porque muchos de estos sitios no cuentan con ellas”, explicó. “Sí, nos demoramos uno, dos o tres días más, pero ¿qué es esta cantidad después de 52 años de guerra? Veamos la parte positiva; esto que está pasando en Colombia es extraordinario”, celebró.

Amenazas

La inauguración de esta nueva etapa tiene también asociados algunos peligros nuevos y otros ya conocidos. Por una parte, Paz y Reconciliación celebró que las FARC pasarán de estar presentes en 242 municipios a concentrarse en 26 zonas veredales, “quedando libre más de 90% del territorio que antes ocupaban”. Sin embargo, advierte que existe el riesgo de que ese territorio sea ocupado por grupos armados ilegales o por otras guerrillas. La organización indica que ya existen lo que se conoce en Colombia como “zonas pos FARC”, ocupadas por el Ejército de Liberación Nacional, disidentes de las FARC, bacrim -bandas criminales que nacieron a raíz de la desmovilización de grupos paramilitares- y delincuentes comunes. En algunas zonas de las que las FARC se retiraron hace semanas, “esta ocupación ya se ha presentado y se ha expresado en asesinatos selectivos, desplazamientos forzados e intimidación de las estructuras armadas contra la población civil”, señala Paz y Reconciliación.

Las FARC como estructura social eran responsables “de imponer penas” contra las conductas delictivas y de frenar el avance de otros grupos armados, como las bacrim, pero ahora que se retiraron “se ha reportado un incremento de la delincuencia porque se ha dejado un vacío de poder”, advierte la organización. Además, los civiles que son victimizados por estos grupos armados “forman parte de organizaciones sociales y políticas que apoyan el proceso de paz”, indica Paz y Reconciliación, que alerta que Colombia está cerca de vivir un exterminio similar al que sufrió Unión Patriótica en los 80.

A esto se sumó que el diario estadounidense The Wall Street Journal informó ayer que el grupo armado brasileño Primer Comando de la Capital está reclutando a integrantes de las FARC para expandir su poder en Colombia. Tras estas denuncias hubo un encuentro entre los ministros de Defensa de Brasil y Colombia, Raúl Jungmann y Luis Carlos Villegas, respectivamente. Al salir de la reunión, Brasil emitió un comunicado informando que Villegas “prometió un combate intenso contra los disidentes” de las FARC y “aseguró” que “no permitirá” que grupos criminales brasileños se asocien con los colombianos.