El gobierno mexicano se rebeló ante algunas medidas del presidente estadounidense, Donald Trump. En respuesta a sus planes, manifestó que no aceptará que Estados Unidos deporte a México a inmigrantes indocumentados de otras nacionalidades mientras tramitan sus peticiones de asilo. El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, fue enfático el viernes y dijo que su país simplemente “no puede recibirlos”. Agregó que fueron “muy claros en ese sentido” el jueves, en la reunión que mantuvieron en la capital mexicana con los secretarios de Estado y Seguridad Nacional de Estados Unidos, Rex Tillerson y John Kelly.

“Recibimos solamente a los que piden refugio para México, no podemos hacer una antesala con los que quieren llegar a Estados Unidos”, aclaró Osorio después de explicar que en el encuentro los funcionarios estadounidenses pidieron que los indocumentados permanezcan en México mientras siguen su “proceso legal allá”. Osorio insistió: “No los vamos a recibir, no los pueden dejar en las zonas limítrofes porque nosotros los tendremos que rechazar, no hay posibilidad de que sean recibidos por parte de México”.

Puso el ejemplo de 3.675 haitianos que están en las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali, en el estado de Baja California, y que “no quieren un proceso de refugio” con México sino con Estados Unidos. “Están ahí porque había un preacuerdo de que iban a pasar a Estados Unidos, pero hoy no lo hay [...] Estamos viendo cómo regresarlos a su país”, explicó. Un día antes, el canciller mexicano, Luis Videgaray, había asegurado que “si el gobierno de Estados Unidos insiste en deportar a México a personas que no son de nacionalidad mexicana, México no tiene por qué recibirlos”.

Altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos informaron a la agencia de noticias Efe que el plan consiste en que en vez de esperar en un “centro de detención para indocumentados” en Estados Unidos, los extranjeros aguarden el resultado del proceso de petición de asilo en territorio mexicano. “No significa que esas personas sean deportadas a México, sino que lo que se nos permite es hacer que esa persona espere en México”, explicaron.

La mayoría de los inmigrantes indocumentados que llegan a Estados Unidos vía México provienen de Centroamérica, en especial de El Salvador, Honduras y Guatemala. Para poder quedarse allí, muchos de ellos tramitan peticiones de asilo alegando que sufrieron persecución en sus países por parte de las pandillas que operan en esos países y que sus vidas corren peligro.

Los gobierno de México y Estados Unidos aseguraron que en la reunión de la semana pasada abordaron la situación en esos tres países y acordaron volver a encontrarse para crear políticas que generen oportunidades económicas en la región y así frenar el éxodo de centroamericanos.

Por otro lado, el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, dijo ayer a la agencia Bloomberg que su país romperá las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) si Estados Unidos propone establecer aranceles a los productos mexicanos. “En el momento en que digan: ‘Vamos a fijar un arancel de 20% a los autos’, me levanto de la mesa”, dijo Guajardo. Esa idea surgió en enero en palabras del portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. Dijo que Trump pretende abandonar el tratado si no puede renegociarlo para obtener más beneficios para su país.

La semana pasada, el mandatario estadounidense habló en una entrevista con la agencia Reuters sobre un impuesto al ingreso de mercaderías en las fronteras que es impulsado por los republicanos en el Congreso. Al respecto, Guajardo dijo que se trata directamente de un asunto fiscal de Estados Unidos. Reconoció, sin embargo, que sería complicado de implementar porque “requeriría una loca cantidad de control en el origen de las mercancías y los insumos”.