Decenas de políticos brasileños asistieron al velorio de Marisa Letícia Rocco, la esposa del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que murió después de sufrir un derrame cerebral. Entre los presentes estuvieron el presidente, Michel Temer, la ex presidenta Dilma Rousseff y varios ex ministros. Además, cientos de seguidores de Lula se acercaron al lugar, la sede del Sindicato de Metalúrgicos de São Bernado do Campo, para brindarle apoyo.

Cuando el velorio estaba terminando, Lula dio un discurso en el que lamentó que Marisa “murió triste por la canallada que hicieron con ella y por las imbecilidades y maldades que sufrió”, haciendo referencia a las investigaciones judiciales que buscaban descubrir si él y su esposa se beneficiaron de la red de corrupción que existió en torno a Petrobras. Además, Lula pidió que quienes “insinuaron ligerezas contra Marisa, tengan la humildad de pedirle disculpas”.

“Este que está enterrando a su mujer no es alguien con miedo de ser detenido. Tengo la conciencia tranquila. Tengo certeza de la conciencia y del trabajo de mi mujer. No me corresponde probar que soy inocente. Son ellos los que tienen que probar que las mentiras que están contando son verdades”, agregó Lula.