“No hay ninguna razón para pretender que es un día feliz aquí o en Londres”, dijo Tusk minutos después de recibir la carta de May que oficializa el brexit. La entrega formal de ese documento activó el artículo 50 del Tratado de Lisboa que establece un plazo de dos años para que un país se retire del bloque europeo.

Tusk insistió en que, de ahora en más, la prioridad es “minimizar la incertidumbre causada por la decisión de Reino Unido a nuestros ciudadanos, empresas y estados miembros”. A la vez, adelantó que el proceso de negociación que empieza consistirá “en esencia” en un “control de daños”. Si bien ayer Tusk dijo que Bruselas recibió la carta con “tristeza”, en una breve conferencia de prensa en la que no permitió preguntas, dijo que “paradójicamente también hay algo positivo” en la situación, ya que hizo que los 27 países del bloque estén “más determinados y unidos que antes”. Para la UE, agregó, “el primer paso será la adopción de las directrices” de las negociaciones. Esas directrices, explicó, “establecerán el conjunto de las posiciones y principios a la luz de los cuales la Unión, representada por la Comisión Europea, negociará con Reino Unido”, con el cual esperan tener en el futuro una relación de “socio cercano”. Se prevé que mañana Tusk haga público un borrador con esas “directrices negociadoras”, según informaron fuentes de la UE a la agencia de noticias Efe.

“Este es un momento histórico que no tiene marcha atrás”, dijo por su parte May, ante la Cámara de los Comunes, también poco después de que el embajador británico en Bruselas, Tim Barrow, entregara la famosa carta a Tusk. Es histórico, porque es la primera vez, desde que se fundó la UE -hace 60 años-, que un país se retira del bloque. Irreversible, porque sin importar las condiciones impuestas o el tiempo que necesiten las dos partes para ponerse de acuerdo, Reino Unido ya no formará parte de la UE. Sólo podría revertirse si, una vez afuera, Reino Unido vuelve a solicitar el ingreso al bloque, como cualquier otro país.

Ante los diputados, la primera ministra británica adoptó un tono conciliador, similar al utilizado en la carta entregada a Tusk pero muy diferente al que mantuvo en los últimos meses. May aclaró, en primer lugar, que la invocación del artículo 50 para iniciar la separación responde a la “voluntad democrática” expresada por el pueblo británico en el referéndum del 23 de junio de 2016.

La primera ministra prometió defender los derechos de todas las personas que viven en su país. “Cuando me siente en la mesa negociadora en los próximos meses, representaré a cada persona de todo Reino Unido, jóvenes y viejos, ricos y pobres, ciudades grandes y pequeñas, el campo, los pueblos y las aldeas. Y sí, también a esos nacionales de los países de la UE que han hecho de este país su hogar”, prometió. Además, hizo hincapié en que a su país le interesa que la UE “prospere” y “tenga éxito”. En la carta, plasmó el mismo deseo a la vez que insistió en que Reino Unido “abandona la UE, pero no a Europa”.

En cuanto a las formalidades, la primera ministra aseguró que intentará negociar en paralelo los términos de la salida y las bases de la relación futura. A su vez, dejó claro que Reino Unido saldrá de la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo y reconoció que aceptar las cuatro libertades de la UE -libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales- “es incompatible con la voluntad democrática del pueblo británico”. Por esto último es que Reino Unido abandonará el mercado común, reiteró May, antes de reconocer que, si bien eso tendrá “consecuencias” para el país, está dispuesta a “convertir el proceso en un éxito”.

En un comunicado divulgado ayer, el Consejo Europeo dijo que el diálogo con Reino Unido empezará “por los asuntos claves” para lograr “una salida ordenada”. Esos asuntos son tres: el dinero que Reino Unido debe pagar por sus compromisos ya adquiridos con la UE -la suma se estima en más de 60.000 millones de dólares-; los derechos y las garantías de los ciudadanos británicos y de los europeos que viven en el país; y la nueva disposición de las fronteras, en especial de la que limita con Irlanda.

El borrador con las líneas fundamentales de la negociación, que se supone que Tusk presentará mañana, será enviado a los líderes de los 27 países de la UE para que hagan sus aportes. La versión final se aprobará en una cumbre extraordinaria que celebrarán los jefes de Estado y de gobierno el 29 de abril en Bruselas. A partir de ese momento, la UE sin Reino Unido funcionará de manera paralela a la UE con Reino Unido, que seguirá existiendo hasta que el brexit se complete. Hasta ese entonces, Londres “no participará ni en las deliberaciones ni en las decisiones del Consejo Europeo que le afecten”, según prevé el artículo 50.

Divididas

May aprovechó la instancia de ayer ante la Cámara de los Comunes para hacer un llamado de “unidad” a las regiones de Reino Unido, en un momento en que el gobierno autónomo de Escocia manifestó su intención de convocar un nuevo reférendum independentista. De hecho, el martes la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, obtuvo el mandato del Parlamento autónomo para promover una nueva consulta.

Sturgeon aseguró ayer, en un comunicado, que la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa representa un “salto hacia la oscuridad” y que la “línea dura del gobierno británico ante el brexit es una apuesta imprudente”. Agregó: “Escocia votó de forma decisiva por continuar en Europa, pero el gobierno británico sólo respondió formalmente desestimando nuestras propuestas para mantener a Escocia en el mercado único”. De todas formas, la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) le deseó “lo mejor” en las negociaciones a May, porque “un buen acuerdo sobre el brexit para Reino Unido va en favor de los intereses de Escocia”. No obstante, puso en duda que el gobierno británico vaya a obtenerlo. “En esta etapa temprana, está claro que el acuerdo final será, casi con certeza, peor económicamente que los actuales arreglos, y potencialmente será mucho peor”, dijo.

El Parlamento de Edimburgo aprobó con los votos del SNP y el Partido Verde una moción para que el gobierno autónomo negocie con Londres un nuevo referéndum independentista, después de que en 2014 ganaron los partidarios de seguir en Reino Unido, con 55,3% de los votos. Pero May dijo que este “no es el momento” de convocar una consulta, y afirmó que rechazará cualquier referéndum antes de que se complete el proceso de brexit. En la carta que envió a la UE para notificar el inicio de la desconexión, la primera ministra británica adelantó que las autonomías de Reino Unido recibirán nuevas competencias una vez que se complete la salida del bloque.