El director del FBI, James Comey, dijo ayer ante el Congreso de Estados Unidos que su agencia de inteligencia no tiene información que respalde las acusaciones del presidente estadounidense, Donald Trump, contra su antecesor, Barack Obama, acerca de la intervención de teléfonos en la Torre Trump de Nueva York durante la campaña electoral. “Ningún individuo en Estados Unidos puede ordenar la vigilancia electrónica de nadie. Tiene que pasar por un proceso de solicitud”, explicó Comey, antes de agregar que el Departamento de Justicia tampoco tiene pruebas que puedan apoyar lo dicho por Trump a principios de mes.
En ese entonces, el mandatario publicó en Twitter: “¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Torre Trump antes de la victoria. No se encontró nada. Esto es ¡macartismo!”. Sin embargo, no presentó ninguna prueba. Aunque Obama negó las acusaciones, Trump no se retractó, y el viernes, durante una conferencia de prensa con la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que ambos tienen “en común” haber sido espiados por el ex presidente demócrata.
El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Devin Nunes, también aseguró que “no hubo escuchas telefónicas en la Torre Trump” durante la campaña, aunque advirtió que “pudo haber otros tipos de vigilancia contra el presidente”, sin dar más detalles.
Por su parte, el director de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA por su sigla en inglés), Michael Rogers, negó que el gobierno de Obama solicitara a la inteligencia británica algún tipo de escucha al actual presidente. Su comentario fue una respuesta a las declaraciones del portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien la semana pasada insistió en que “tres fuentes de inteligencia” le informaron a la cadena Fox que Obama “se saltó la cadena de mando para espiar a Trump” y que “no usó la NSA ni la CIA”, sino “el GCHQ”, una sede de comunicaciones del gobierno estadounidense que está ubicada en Inglaterra y trabaja en contacto con los servicios secretos británicos.
Estas declaraciones tuvieron lugar en el marco de la primera audiencia abierta en el Congreso sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de noviembre. Respecto de este tema, Comey confirmó que su agencia está investigando los posibles vínculos entre el equipo de campaña de Trump y el gobierno ruso. Hace unas semanas, los servicios de inteligencia concluyeron que sí hubo injerencia rusa, mediante ataques informáticos contra el Partido Demócrata y miembros del equipo de su candidata presidencial, Hillary Clinton. Lo que todavía no se sabe es si hubo colaboración entre la campaña de Trump y el Kremlin para orquestar esa injerencia.